Una selección de citas que muestran la importancia de la ecología en la tradición judía
Legarás árboles a tus hijos
“Y al entrar en vuestra tierra plantáreis allí de todo árbol” (Levítico 19-23) – dijo el Señor, Bendito sea, a Israel: aún si la encontraréis cubierta de todos los bienes de la tierra, no diréis: descansemos y no plantemos, sino que velaréis por vuestras plantaciones y así como encontrasteis árboles que otros plantaron cuando entrareis a vuestra tierra, del mismo modo, vosotros plantaréis para vuestros hijos (Tanjuma, Kdoshim)
El otro pecado de Sodoma: el mal uso de la Naturaleza
“No había en Sodoma sendero alguno a cuyos bordes no se colocasen siete especies de árboles entrelazados: vid, higueras, granados, nogales, almendros, manzanos y duraznos – y estos hacían que los caminos fuesen intransitables” (Midrash “Harninu”, según Rashi).
¿Manzana? ¿Quién dijo manzana?
¿Cuál era la especie de árbol del que comieron Adan y Eva? Rabí Iehudá bar Alaí pretende: vid. Rabí Aba de Aco opina, cidro. Rabí Iosi afirma que era higuera (Bereshit Rabá 15).
La Naturaleza clama por su destrucción
Cuando se derriba un árbol frutal su clamor se expande de un extremo del mundo al otro, y nadie lo puede escuchar (Ialkut Reubeni).
No hay nada más importante que el árbol/la Naturaleza
Al iniciar la creación del mundo no se ocupó al principio el Bendito Sea Su Nombre sino de la plantación de árboles. Así también ustedes, al entrar a Eretz Israel, no os ocupáreis al principio sino de la plantación de árboles (Vaikrá Rabá) .
Rabí Iojanán ben Zacai solía decir: Si estuvieses plantando un árbol y te dijeran : ¡he aquí el Mesías!, terminarás tu tarea en primer lugar y saldrás luego a recibir al Mesías (Taanit 5).
El hombre y la Creación
En Bereshit (Génesis), al ser humano se le encarga el cuidado de la Creación: “Y Dios puso al hombre en el Jardín del Edén para que lo trabajase y lo cuidase” (Génesis 2:15).
En este versículo, se lo designa como “oved” (un trabajador que construye y crea), y también como “shomer”, un guardián que, según el rabino Norman Lamm, “está obligado a mantener el mundo en buen estado para su verdadero Dueño”, y que “es responsable de devolverlo en condiciones no peores a las que estaba cuando lo recibió“.
Bal tashjit (no dañarás ni desperdiciarás)
La Torá (Deuteronomio 20:19) prohibe dañar árboles frutales durante tiempos de guerra, y Maimónides (Leyes de Guerra 6:10) aclara que la prohibición tiene un alcance muy grande: “Este principio no aplica sólo a los árboles. Siempre que alguien destruye un artefacto útil, desgarra ropas, demuele un edificio, bloquea un manantial o destruye comida innecesariamente, viola el mandamiento de bal tashjit (literalente, no desperdiciarás)”.
El Séfer Hajinuj, una de las principales obras de ética judía de la Edad media, dice: “Éste es el camino de los rectos y de quienes mejoran la sociedad… que nada, ni siquiera una semilla de mostaza, debería perderse… y si les es posible, evitarán toda destrucción que puedan. No así los malvados, quienes se regocijan en la destrucción del mundo“.
Esta tradición de amor por los árboles y la Naturaleza ha perdurado por dos mil años, hasta nuestros días: Israel es el único país del mundo que terminó el siglo XX con saldo forestal positivo (con más árboles que al principio).