Un paciente con dolor crónico y un emprendedor serial israelíes se unen para encontrar una manera de mejorar el tratamiento del dolor mediante datos “objetivos” sobre su intensidad y calidad
Pacientes que sufren y médicos impotentes para ayudarlos: esta es por lo general la realidad de esa poliforme entidad clínica llamada “dolor crónico”.
La historia es sorprendentemente constante: los médicos sienten que están tratando a sus pacientes en la oscuridad y que los tratamientos que ofrecen no están basados en la evidencia ni en puntos de referencia “objetivos” con los que poder trabajar.
Los médicos intentan medir el dolor principalmente haciendo preguntas a sus pacientes, por lo general mediante cuestionarios estandarizados.
Por ejemplo: ¿cuánto dolor siente, en una escala del 1 al 10? ¿Cuánto dolor has sentido en las últimas tres semanas? ¿Te está yendo mejor o peor? ¿como estás durmiendo? ¿como has estado “funcionando” en tu vida cotidiana?
Las respuestas, por supuesto, son subjetivas. El dolor cambia durante el día, y ¿cómo recordar lo que sentían hace tres semanas?. El dolor se almacena en la memoria a corto plazo del cerebro y, además, no queremos recordar el dolor: entonces, nos olvidamos.
Es por estas razones que los especialistas en dolor piensan que que encontrar una medida objetiva del dolor podría cambiar radicalmente la forma en qué se trata a los pacientes.
Pero incluso si hay señales neuronales relacionadas con el dolor que puedan “medirse” en el cerebro, es necesario que se correlacionen con lo que el sujeto informa como dolor, por lo que la naturaleza subjetiva de la medición permanece.
Y es aquí donde entran los dos investigadores israelíes, que piensan que, en el fondo, todo se trata de un problema de análisis de datos.
Es así que desarrollaron “Genie”, una pulsera con sensores que se asocia con una aplicación de teléfono inteligente para ayudar a controlar el dolor.
La pulsera registra los patrones de sueño, la actividad física y el ritmo cardíaco -todos parámetros “objetivos” relacionados con el dolor-, mientras que la aplicación les pregunta a los pacientes varias veces al día cómo se sienten, a lo que responden deslizando una escala del dolor.
Además, la aplicación ofrece a los pacientes acceso a información y artículos, así como ejercicios de relajación cortos que podrían ayudarlos a aliviar la sensación de dolor.
Toda esta información se envía a la nube y los médicos reciben un análisis de los datos recopilados, lo que les permite, con el tiempo, identificar patrones en la respuesta del paciente a los medicamentos, por ejemplo, o cómo se reduce el dolor después de una mejor noche de sueño.