Milán organiza una exposición para homenajear a la estrella del fútbol asesinada por los nazis, el entrenador más joven en ganar el título italiano
A los 34 años, en 1930, el húngaro Arpad Weisz se convirtió en el entrenador más joven en ganar el campeonato italiano de fútbol, logro que repetiría dos veces más.
Pero la gloria futbolística de nada le serviría a la hora de salvar su vida: con la implementación en 1938 de las leyes raciales en Italia, se vio obligado a abandonar Italia.
Intentó sin éxito encontrar trabajo en Francia y parecía tener haber encontrado un salvavidas con el puesto de entrenador del Dordrecht holandés, pero la ilusión fue de corta duración.
En 1942, Arpad, su esposa Elena y sus dos hijos, Roberto y Clara, fueron deportados a Auschwitz. Elena y los niños fueron Inmediatamente asesinados en las cámaras de gas, y Arpad sobrevivió hasta enero de 1944.
La extraordinaria historia de esta leyenda del fútbol que terminó como un número más entre los judíos asesinados en Auschwitz se cuenta en una exposición conmovedora:
“Arpad Weisz – Se il razzismo entra en campo“, que se inauguró esta semana en el Memoriale Della Shoah de Milán y que seguirá hasta el 14 de abril.
El título de la exposición da cuenta de la urgente actualidad de este trabajo de memoria: si hasta el Pep Guardiola de su tiempo terminó sus días en un campo de exterminio, nadie está a salvo y la historia podría volver a repetirse, habida cuenta de lo que ocurre en Italia en general, y en las canchas italianas en particular.
Arpad Weisz en la historia del fútbol
Utilizando imágenes de la novela gráfica de Matteo Matteucci Arpad Weisz e il Littoriale, que ilustra la vida de Weisz y sus aventuras futbolísticas en la Italia de los años treinta.
La historia comienza con su llegada al país como jugador; la decisión de volver a entrenar después de una lesión grave; su primer scudetto con Ambrosiana-Inter en 1930, los dos posteriores con Bolonia en 1936 y 1937; y una victoria memorable contra el Chelsea en el Tournoi International de L’Expo Universelle de Paris de 1937, un precursor de la Champions League.
Como entrenador, Weisz se adelantó a su tiempo: carismático, buen comunicador, un maestro táctico cuyo manual El juego del fútbol -publicado en 1930- abarca la técnica, la psicología, las características de los jugadores y sus obligaciones.
El libro refleja también el “olfato” de Weisz para descubrir talentos como Giuseppe Meazza, un escuálido joven de 17 años que se convirtió en la primera superestrella del fútbol de Italia.
Olvidado durante décadas, Weisz se ha convertido recientemente en un faro en la lucha contra el racismo.
Primero vino una placa conmemorativa en el San Siro de Milán, luego en 2013 una aclamada biografía (Del Scudetto a Auschwitz), seguido de un torneo amistoso celebrado cada año en su nombre entre los equipos sub-17 del Inter y el Bolonia.
Más recientemente, durante un partido entre el Inter y el Bolonia, se inercambiaron camisetas con su nombre y el número 18 (que numéricamente significa “vida” en hebreo).