Tarde pero seguro, la Asociación Polaca de Fútbol decidió comenzar a luchar contra el antisemitismo en las canchas, recordando al jugador judío que anotó el primer gol internacional de la selección de Polonia
Antes del partido entre Israel y Polonia por las eliminatorias de la Eurocopa 2020, la Federación Polaca de Fútbol honró a Jozef Klotz, un jugador judío asesinado en el Holocausto, como manera de comenzar a luchar contra el antisemitismo que campea a sus anchas por las canchas polacas.
Como en otras partes del mundo, el blanco predilecto de los barrabravas antisemitas de Polonia son los clubes asociados por alguna razón con la comunidad judía, como el Cracovia.
Este fue uno de los primeros -y -únicos- clubes que admitió jugadores judíos y se negó a boicotearlos, y ese es el origen de que se lo asocie popularmente con la comunidad judía.
El homenaje consiste en la entrega por parte del presidente de la asociación polaca, Zbigniew Boniek, de una camiseta con el nombre y el número de Jozef Klotz a su sobrino israelí, Yoav Dekel.
En 1922, durante un partido en Suecia, Klotz anotó el primer gol de una selección polaca en un partido internacional. Fue también la primera victoria internacional polaca, que venció al local por 2 a 1.
Todos los integrantes de la actual selección polaca firmaron la camiseta, que se presentará durante una ceremonia en Varsovia, que está siendo organizada por el grupo de conmemoración del Holocausto “Desde las Profundidades”.
La ceremonia será seguida por la apertura de una exposición sobre Klotz y los otros jugadores judíos polacos en el club cultural judío TSKZ en Varsovia.
Klotz, que era inusualmente alto para su .época, fue una de las primeras estrellas del fútbol polaco. Jugó para el Jutrzenka Krakow y el Maccabi Warszawa (ambos clubes de la comunidad judía) antes de ser asesinado por los nazis en el Gueto de Varsovia en 1941.
Allí también fueron asesinados por los nazis el jugador de la selección nacional y estrella del Cracovia Leon Sperling y el popular Zygmunt Steuermann, que jugó para el club rival en Cracovia y más tarde para el club judío Hasmonea Lwów.
El homenaje en que participa la asociación polaca de fútbol llega 9 años después del organizado por la ONG FARE (Fútbol contra el Racismo en Europa), fundada en 1999 por hinchas de toda Europa que decidieron lanzar una guerra contra el racismo en las canchas.
Esa exposición itinerante sobre las raíces multiculturales del fútbol polaco reveló al gran público que muchos de los fundadores y principales contribuyente al fútbol polaco en la primera mitad del siglo XX eran miembros de grupos minoritarios, principalmente judíos. Las diferentes ligas tenían clubes judíos, así como jugadores, entrenadores y dirigentes judíos.
Una de cal y otra de arena
El antisemitismo es como una olla a presión con la tapa fallada: cuando todo parece estar bajo control, de improviso escupe su hirviente contenido sobre todo el que ande alrededor.
Organizar este homenaje no impidió que la Federación Polaca de Fútbol celebrara la goleada sobre Israel con un post en Facebook que decía “¡Esto es un pogrom! Estamos goleando 4 a 0!”.
Ante la previsible tormenta que se desató, la FPF emitió lo que suele ser la regla en estos casos: una excusa que es sobre todo una confesión: aseguró que en Polonia pogrom “se usa con frecuencia para describir grandes triunfos deportivos”.
Es decir: el antisemitismo y sus asesinas consecuencias están tan naturalizados y banalizados que se pueden usar como sinónimo de victoria deportiva sin que nadie se detenga a pensar lo que está diciendo.
O sin que le interese.
O sabiendo muy bien lo que está diciendo.