“Lo último que hicieron muchas personas que hablaban idish fue escribir una canción”, dice la impulsora del proyecto “Yiddish Glory”. “Antes de ser asesinado, el idish fue cantado”…
En plena Segunda Guerra Mundial, un grupo de etnomusicólogos judíos soviéticos liderados por Moisei Beregovsky registró cientos de canciones en idish que detallaban el Holocausto y la resistencia judía al fascismo, como parte de un esfuerzo por preservar la cultura judía en decadencia en la década del cuarenta. Beregovsky planeaba publicar una antología después de la guerra, pero el proyecto quedó trunco en 1949 en el momento culminante de la purga anti-judía de Stalin, y Beregovsky fue arrestado bajo la acusación de “promover el nacionalismo judío”. Los documentos fueron incautados y murió pensando que su trabajo había sido destruido.
Después de la caída de la Unión Soviética, una bibliotecaria se topó con las 15 cajas que contenían la colección y las incorporó al catálogo.
Pero fue solo una década después que la investigadora Anna Shternshis descubrió ese tesoro de poemas escritos a mano en la Biblioteca Nacional de Ucrania mientras realizaba una investigación para su disertación sobre la cultura judía antes de la guerra en la Unión Soviética.
Shternshis se asoció con Psoy Korolenko para ocuparse de la parte musical, y el resultado es “Yiddish Glory”, una colección de canciones que describen la desgarradora experiencia de los judíos soviéticos en la Segunda Guerra Mundial.
Aún en medio de los horrores del Holocausto, los músicos judíos crearon una vibrante vida cultural en campos y guetos, y las artes se transformaron en refugio, búsqueda de sentido e incluso una forma de resistencia.
Una de las canciones del álbum es Mayn Pulemyot (“Mi ametralladora”), que transmite en tono klezmer el sentimiento que experimenta al estar armado un judío hasta ese momento indefenso:https://www.youtube.com/watch?v=kyfh6oqrlFI
Me acuesto al lado de mi ametralladora
Y suavemente cantor una melodía idish
A mi alrededor, todo está tranquilo
El único sonido es el silbido de las hierbas.
Recuerdo la alegría de mi shtetl,
¿Quién no lo reconocería?
Ahora se ha vaciado,
no ha quedado nadie,
Oh, todas las casas han sido quemadas.
Pero [afortunadamente] el Ejército Rojo está aquí
Y [ella] me dio una ametralladora.
Disparo contra los alemanes, una y otra vez,
Para que mi pueblo pueda vivir libremente.
(Para que todas las personas sean libres).
Oh, viciosos caníbales, haciéndose un festín con humanos,
¡Oh, forajidos alemanes!
Hey, ametralladora, apunta a tu blanco
Ni un solo alemán debe quedar vivo.