Las idishes mames lo saben todo… ¡sobre todo, “sufrir”!
Yael, de viaje por el mundo, llama a su madre desde Europa:
¡ Hola mamá! ¿Cómo estas?.
Aaaah, por fin llamaste. Por acá todo bien. Solo que yo estoy un poco débil.
¿Débil por qué?
Y… hace cuarenta días que no como.
¿Vos sin comer, mamá? ¿Qué pasa, estas enferma?
No, lo que pasa es que tenía miedo de que llames y justo yo tenga la boca llena y no poder hablarte.