El 2 de Diciembre de 438, la emperatriz bizantina Eudocia revierte la orden de su esposo Teodosio II, y permite a los judíos volver a Jerusalem
La emperatriz Eudocia, esposa del emperador bizantino Teodio II, que pasó los últimos años de su vida en Tierra Santa, permite a los judíos regresar a Jerusalén y rezar en el sitio del Templo.
Al mismo tiempo, su esposo promulgaba una legislación para excluir a los judíos de todas las funciones políticas y militares en su Imperio. Aelia Eudocia, una aristócrata griega pagana que se convirtió al cristianismo en 421 cuando se casó con el emperador bizantino Teodosio II, fue declarada “Augusta” por su esposo en 423, un título que aumentó su poder en la corte real.
En 438, Eudocia Augusta viaja a Jerusalén, donde finalmente viviría los últimos años de su vida después de haber sido desterrada por Teodosio cinco años después. En esa primera visita, mientras Teodosio anunciaba la legislación para excluir a los judíos de todas las funciones políticas y militares en las tierras bajo el dominio bizantino, ella hacía arreglos para que los judíos pudieran rezar en el sitio del Templo de Jerusalén por primera vez desde su destrucción por Roma en 70 CE. Sin embargo, su acción alentó la migración de varios miles de judíos a Jerusalén con la esperanza de ver la ciudad resucitada como una patria judía. Fueron sometidos a lapidación y apuñalamiento por monjes cristianos, que así asesinaron a varios de los judíos. Los dieciocho monjes que fueron llevados a juicio fueron absueltos cuando testigos declararon que las piedras asesinas habían “caído del cielo”. “ “En su palacio en Belén y en Jerusalén”, según De Imperatoribus Romanis, “[Eudocia] continuó recibiendo peticiones y buscó aliviar la persecución a los judíos, a pesar de la impopularidad de tal postura.
Con su riqueza, dotó a la ciudad de Jerusalén de un nuevo conjunto de muros y erigió numerosos otros edificios en todo el Cercano Oriente”.