Tres poemas escritos por niños encerrados en un gueto durante la Shoá
Estos tres poemas fueron escritos por niños y adolescentes internados en el campo de concentración de Terezin (Theresienstadt) en la actual República Checa.
Los tres murieron luego asesinados en Auschwitz por los nazis.
Miedo
El ghetto conoció hoy un miedo diferente;
la muerte empuña firmemente en su mano una guadaña de hielo.
Una maligna enfermedad desparrama terror tras de si.
las víctimas de sus sombras lloran y se retuercen de dolor.
El latido del corazón de un padre le anuncia hoy su temor,
y madres acodillan la cabeza en sus manos.
Niños se ahogan hoy, muriendo del tifus,
de sus grupos se exige un grave tributo.
Mi corazón late todavía en mi pecho
mientras mis amigos parten a otros mundos.
Posiblemente eso sea mejor -¿quién sabe?-
que mirara otros que mueren hoy.
No, ¡no! D’s mio, queremos vivir!
No mires tú como nosotros nos consumimos.
Queremos tener un mundo mejor.
Queremos trabajar – no tener que morir.
Eva Pickova, 12 años.
Quisiera irme sola
Quisiera irme sola
donde haya otra gente, más tierna,
a otros lugares lejanos, que no conozco,
donde nadie mata a su semejante.
Posiblemente algunos de nosotros
un millar de niños fuertes,
alcanzarán esta meta
antes de que sea demasiado tarde.
Alena Synkova
La mariposa
La última, la definitivamente última…
tan ricamente, Iúcidamente, deslubrantemente amarilla…
Posiblemente como si las lágrimas del sol lloraran
contra una piedra blanca…
Tal amarillo
está llevado a las alturas.
Se fue -de eso estoy seguro- porque quiso dar
eI beso de despedida al mundo.
Desde hace siete semanas vivo aquí,
enjaulado en este ghetto,
pero es aquí donde encontré a mi gente.
Los dientes de león me llaman
y las velas blancas de los castaños en el patio.
Solo que nunca volví a ver una mariposa.
Aquella mariposa fue la última.
Las mariposas no viven aquí
en el ghetto…
Pavel Friedman, 4 de junio de 1942