Lo primero es combatir la pandemia de Covid-19, porque sin presente no hay futuro. Pero no hay que olvidar los riesgos de la vigilancia digital para ese mismo futuro…
Lo primero es combatir la pandemia de Covid-19, porque sin presente no hay futuro. Pero no hay que olvidar los riesgos de la vigilancia digital para ese mismo futuro… Una de las estrategias para combatir la pandemia de coronavirus más exitosas, y también más controvertidas, es la llamada “vigilancia digital”. Sin llegar a los extremos de China, aún su utilización mucho más limitada en países democráticos plantea un sinfín de interrogantes. En ese sentido, Israel puede llegar a ser un caso paradigmático: por un lado, porque utiliza tecnología desarrollada por empresas israelíes. Por otro lado, porque Israel cuenta con una estructura de salvaguardas institucionales poco frecuente, que han entrado en conflicto con los intentos del gobierno de eludir las instancias de control judiciales y parlamentarias. La resolución de ese conflicto político será seguramente un ejemplo de los recaudos que deberían tomar las sociedades de otros países ante los riesgos de la vigilancia digital, pero aquí hablaremos mas que nada de los aspectos tecnológicos. Tu celular sabe todo de ti La compañía Neura, basada en la ciudad de Herzlia, es la que desarrolló el programada de tracking y análisis de datos que se comenzó a utilizar en Israel. Aunque la empresa no da detalles de otros clientes, es muy probable que uno de ellos sea Taiwán, que empleó con mucho éxito la vigilancia digital para contener la epidemia de coronavirus en el país. Lo primero, y más importante, que hay que entender, es que Neura no está instalando ningún programa, virus o malware en los teléfonos. Simplemente, le han dado permiso para acceder y analizar los datos que tu teléfono ya está recogiendo y transmitiendo sin que te des cuenta, y los pone en relación con los de millones de otras personas. Ahora bien: cuando pensamos en que nos siguen a través del celular, en lo primero que pensamos es en el GPS. ¿Quién no se ha puesto alguna vez paranoico y desactivado el GPS?
¿Y quién no se ha tranquilizado al ver las equivocaciones en las que nos hace caer el GPS (en mi caso, por ejemplo, una conocida app de delivery insiste en enviar todos los pedidos a 1 km de mi casa)? ¡Error! El GPS es solo una pequeña parte: Neura procesa todo los datos complejos que los teléfonos móviles recopilan constantemente sin que la mayoría de sus propietarios lo sepa.
El celular promedio tiene 14 sensores que proporcionan información sobre movimiento, aceleración, luz y otros aspectos del entorno físico de la persona, que permiten conocer el “microambiente” en el que se encuentra una persona. De ese modo se crea una imagen muy precisa de exactamente dónde ha estado una persona infectada.
Utiliza niveles precisos de luz ambiental y otras características del entorno, junto con información como qué redes WiFi y dispositivos Bluetooth estaban disponibles a qué intensidad de señal, independientemente de si la persona en cuestión estaba o no conectada. Por no hablar de los sensores de movimiento, cuando se trata de personas que estaban en el mismo auto o en el mismo autobús o tren. El algoritmo de Neura procesa y determina quién más estaba en el mismo entorno, algo que normalmente se puede lograr incluso si un teléfono estaba en un bolsillo o en un bolso. Cuando hay una coincidencia, las autoridades lo ven en sus sistemas y pueden elegir colocar a esa persona en cuarentena. El vaso medio lleno: la información de teléfonos celulares no es recogida por Neura sino -en este caso- por las organizaciones gubernamentales de salud. El vaso medio vacío: esta tecnología no fue creada para combatir el coronavirus, sino para ser utilizada por empresas que desean usar la inteligencia artificial para “mejorar” la relación con los clientes. En otras palabras: sean cuales sean las intenciones de los gobiernos, ¡hay empresas privadas que ya usando tu celular para “vigilarte” digitalmente!
Vigilancia digital 1 – Coronavirus 0
Queda claro que saber quién estuvo en contacto con alguien infectado con coronavirus es clave para que entre en cuarentena y no siga expandiendo la enfermedad.
El mapeo adecuado de la información significa poder localizar la fuente de infección y elaborar un “árbol de infección”, lo que a su vez sirve para detener la propagación de la epidemia.
Pero lo que tendemos a olvidar es que es igual de importante saber quién NO estuvo en contacto, para no multiplicar las cuarentenas inútiles y no afectar servicios esenciales.
El algoritmo de Neura, básicamente, determina la proximidad. Sin él, la presencia de una persona infectada en un centro comercial o peor aún, en un hospital o en una estación de policía, obliga a poner en cuarentena a cualquiera que haya estado en el lugar al mismo tiempo y, para peor, inicia un efecto dominó devastador cuando se trata de servicios esenciales.
Con esta tecnología, en cambios, solo las personas que se encontraban en la misma parte del mismo centro comercial terminarían en cuarentena.
O, si se descubriera que un médico tiene coronavirus, incluso los colegas de la misma sala no necesitarían ser puestos en cuarentena si no cruzaron sus caminos en el mismo “microambiente”.
¿Y la privacidad?
Es importante saber que la información histórica de cada abonado siempre estuvo disponible de forma rutinaria para las compañías de celulares.
El gobierno le dice a Neura quién tiene el coronavirus señalando su teléfono con un “token anónimo”, y Neura usa un token similar para identificar los teléfonos de las personas que pueden necesitar ser puestas en cuarentena. Esto impide que la empresa sepa nada acerca de las personas cuyos datos analiza, ni siquiera sus nombres o números de teléfono… ¡pero no que lo sepan quienes contratan sus servicios! En la presente situación, en Israel, no se escuchan las llamadas y no se pueden recopilar datos, información personal o mensajes que existan en el dispositivo. Pero eso no significa que no sea posible…
Manipulaciones “buenas” y manipulaciones “malas” Esos mismos datos “anónimos” guían el discurso de lo que el gobierno dice a sus ciudadanos.
Neura toma los datos en bruto y les da a las autoridades una imagen de cómo se ha comportado la gente: cuánto se han estado moviendo, en qué medida se están reuniendo y en qué escala, y en qué tipo de entornos se encuentran.
Incluso puede dar estadísticas de cuán lejos de los demás se ubican las personas de los demás, para determinar qué tan bien se están observando las reglas de distanciamiento social.
Esos datos están siendo utilizados para redactar los mensajes que el gobierno dirige al público: el comportamiento nacional proporcionado por los celulares de los israelíes ayuda a comprender qué mensajes funcionan y cuáles no.
Es decir: manipulación por una causa más que buena. Pero, ¿qué pasará cuando la situación excepcional que justifica esa manipulación desaparezca…?