Cirujanos del Hospital Hadasa de Jerusalem lograron salvar a un hombre al que una barra de metal le atravesó la cabeza
Cuando un ciudadano árabe israelí fue a visitar el departamento que estaba construyendo para su familia, no imaginaba las terribles consecuencias que tendría un momento de desorientación momentánea: girar hacia el lado equivocado significó caer al vacío desde el segundo piso, y que una barra de hierro le atravesara la cabeza.
Llevado de urgencia al Departamento de Neurocirugía del Centro Médico Hadassah en Ein Kerem, los médicos no podían creer lo que veían: un hombre con una vara de hierro en la cabeza, que la traspasaba de lado a lado,y aún consciente.
Ese día su ángel de la guarda estaba de servicio: los estudios mostraron que la barra había entrado entre las dos grandes arterias que suministran sangre al cerebro, en apariencia sin dañarlas.
Pero en medicina a veces las apariencias engañan y a los médicos les preocupaba que hubiera una rotura arterial que la barra estaba obturando; si se la quitaba, la arteria comenzaría a sangrar y provocaría la muerte inmediata del paciente.
Luego de horas de analizar la herida y la situación, quitaron la barra de la cabeza con suma precaución.
Al mismo tiempo, los mejores otorrinolaringólogos analizaban la trayectoria de la barra en las cercanías del oído. Después de retirada, los cirujanos endovasculares hicieron un cateterismo para asegurarse de que las arterias del cerebro no estuvieran dañadas. Pero lo estaban.
Cerraron el área y esperaron unos días a que bajara la inflamación, para poder volver a analizar la situación y reparar el daño severo de la lesión.
Una segunda cirugía era inevitable, y optaron por una cirugía endoscópica a través de la nariz para reducir el trauma y el tiempo de recuperación postoperatorio.
La segunda cirugía duró 10 horas, durante las cuales repararon la fuga de líquido cefalorraquídeo y utilizaron grasa extraída del abdomen del paciente para cerrar herméticamente la base del cráneo.
Casi por milagro, luego de la cirugía el paciente se despertó con signos vitales positivos y todo funcionando correctamente.
Hoy ya está en su casa, prácticamente como si nada hubiera pasado.