El 22 de junio de 1986, fallece William W. Brickman, educador y agente secreto que se infiltró detrás de las líneas nazis disfrazado de oficial SS. Oficialmente, era conocido como “agente 004”
Esta es la increíble historia de William Zeev Brickman, profesor de educación, cazador de nazis y emisario detrás de la Cortina de Hierro…
William Wolfgang Brickman nació en junio de 1913 en Manhattan, hijo de una familia originaria de la ciudad polaca de Jedwabne, de siniestra fama por el pogrom en el que los judíos fueron asesinados en masa por sus vecinos no judíos.
Durante la década de 1930, Brickman obtuvo doctorados en alemán, latín y educación, logrando superar la hostilidad y, a menudo, el antisemitismo de algunos profesores. Según su currículum académico, podía leer 20 idiomas europeos, además de latín y griego antiguo, tres lenguas asiáticos y dos africanas.
En marzo de 1943 fue reclutado por la fuerza aérea como historiador y experto en lengua alemana.
A fines de 1944, después de la invasión aliada del norte de Francia, se hizo evidente que la caída del Tercer Reich era cuestión de tiempo. Brickman fue convocado por sus conocimientos de idiomas para servir en las fuerzas de ocupación en Alemania después de la guerra.
Inicialmente destinado a ser parte de los “Ritchie Boys”, que tenían la misión de descubrir y encarcelar a los nazis fugitivos, Brickman fue luego asignado a la Oficina de Servicios Estratégicos, la agencia de inteligencia estadounidense de la época, en donde era identificado como el “Agente 004”.
A la caza de los fugitivos nazis
La unidad de Brickman debía ser estacionada dentro de Alemania, detrás de las líneas enemigas, en el crepúsculo. Su objetivo: capturar a los SS de mayor rango que intentaran escapar y evadir la captura.
El plan era lanzarse en paracaídas a la zona fronteriza entre Alemania y la entonces Checoslovaquia -área conocida por ser un centro de reunión de los nazis que intentaban huir- y hacerse pasar por
oficiales nazis de alto rango para atrapar a los fugitivos.
Por razones sin determinar, en lugar de lanzarse en paracaídas cruzaron la frontera a pie, estableciendo un campamento en Regensberg, Alemania. Esto fue facilitado por el hecho de que las fuerzas aliadas ya habían hecho un progreso significativo, y la batalla por Berlín ya estaba en sus etapas avanzadas.
Los alemanes comenzaron a destruir documentos y archivos, y el caos reinante hacía imposible verificar las identidades de los agentes que se hacían pasar por oficiales nazis, lo que les permitió a los agentes llevar a cabo la misión.
misiones
Brickman y sus compañeros ofrecían a los nazis una vía de salida del país, los interrogaba sin que se dieran cuenta y luego frustraban sus planes de escape, bajo la suposición de que las únicas personas en el área con los medios y el deseo de salir de Alemania serían oficiales superiores en las SS y de la Wehrmacht.
El método era el siguiente: algunos de los agentes de la unidad se mostraban en público, principalmente en los bares que los oficiales nazis frecuentaban. Después de aparentar que habían estado bebiendo de más, comenzaba a jactarse de que podían ayudar a quienes tenían el dinero a huir del país hacia América del Sur.
Cuando alguien recurría a los agentes, lo enviaban a una cabaña en particular y les decían que allí encontrarían a un oficial nazi con las conexiones y la capacidad de sacarlos del país.
Los nazis llegarían a la cabaña por la noche, donde serían recibidos por una secretaria que les haría algunas preguntas sobre dónde servían, su grado, y cosas por el estilo.
Entonces la secretaria llamaría a Brickman, que esperaba en la oficina, vestido con uniforme de las SS de rango mayor que el del fugitivo (un truco para lo obedecieran y trataran con respeto).
En la conversación con el nazi, Brickman investigaba sobre sus acciones en la guerra y los lugares donde había servido, antes de acordar un pago por su evacuación. Eventualmente, Brickman le enviaría a un punto de encuentro en la frontera checoslovaca en una fecha acordada, para unirse a un grupo de fugitivos que se preparaba para partir hacia América del Sur.
Cuando los oficiales nazis aparecían en el punto de encuentro, se encontraban con otros miembros de la OSS, que los capturban y trasladaban a las prisiones aliadas. Algunos oficiales superiores eran llevados a Nuremberg.
Después de la guerra, Brickman volvió a trabajar con los Servicios de Contrainteligencia, como responsable del distrito de Deggendorf en Alemania. Durante los juicios de Nuremberg en 1945, un Brickman disfrazado intentaba infiltrarse en el sitio con ropa civil, con el objetivo de exponer las debilidades del sistema de seguridad.
De vez en cuando, cuando caminaba entre las celdas de los nazis, se encontraba con un prisionero que había ayudado a capturar. En ese momento, solía quitarse el sombrero militar y revelar la kipá que llevaba debajo.
En los meses posteriores a la guerra, Brickman a menudo servía como testigo en las ceremonias de boda de los sobrevivientes de los campos de concentración oficiadas por un rabino del ejército de los EE.
Tras su baja del ejército en 1946, Brickman regresó a la universidad y se convirtió en un distinguido experto en educación. Aprovechando su conocimiento de variedad de idiomas, sus investigaciones se centraron en la comparación de diferentes sistemas educativos en todo el mundo.
Asiduo visitante de la Unión Soviética por su labor profesional, comenzó a llevar con él objetos y libros religiosos que distribuía en secreto entre los miembros de la comunidad judía local, que intentaban a cualquier precio preservar su identidad.
Debido a que las autoridades soviéticas no revisaban el contenido de su equipaje al llegar al país, podía entrar a escondidas una importante cantidad de material. Al partir, Brickman llevaba consigo cartas que ocultaba dentro de material de propaganda soviética para que durante el control de seguridad en el aeropuerto, nadie sospechara.
Brickman murió en los Estados Unidos en 1986 y fue enterrado en Jerusalén.