En todo el mundo se ha detectado el virus en las cloacas, y una compañía desarrolló una tecnología puede proporcionar la ubicación exacta de un brote en base a esa evidencia
La firma israelí Kando fue inicialmente creada para identificar los desechos industriales en el laberíntico sistema municipal de alcantarillado de la ciudad israelí de Ashkelon, considerada una de las más “eco-friendly” del Mediterráneo.
Pero cuando llegó la pandemia de COVID-19, la empresa vio una oportunidad única para probar nuevas aplicaciones de la tecnología subterránea desarrollada por su empresa cuando pacientes con coronavirus fueron trasladados a un hotel en Ashkelon, a cargo del gobierno.
Luego de ocho años de instalada, la red de sensores, muestreadores automáticos y controladores colocados bajo las alcantarillas de Ashkelon están rastreando ahora el coronavirus.
En mayo, Kando se asoció con científicos y matemáticos de Israel, Europa y Estados Unidos para iniciar una prueba piloto de un mes de duración para determinar la precisión de su tecnología.
Los hallazgos, según dijeron en la empresa, concordaba con los datos del Ministerio de Salud y mostraron la amplitud y la ubicación casi exacta de los portadores confirmados del virus, incluido el hotel utilizado para alojar a los pacientes.
Básicamente, eso permitiría precisar dónde está y cuán grande es un brote.
En cambio, el análisis de aguas residuales que se probado en ciudades como Melbourne, París, Tokio, Amsterdam y Valencia y el estado estadounidense de Massachusetts, se ha hecho a pequeña escala y sin precisión.
Los sensores de boca de inspección de Kando pueden medir el flujo de aguas residuales y qué tan lejos han viajado, utilizando algoritmos para determinar el mejor momento para recolectar muestras automáticamente.
Luego se analizan en varios laboratorios, y los hallazgos indican a la empresa la dirección a seguir dentro de las tuberías del sistema de alcantarillado para llegar a la fuente del virus.
Dado que muchos casos de coronavirus son asintomáticos, un examen periódico, preciso y a gran escala de las aguas residuales podría detectar la presencia temprana de circulación viral, antes de que se propague ampliamente.
La tecnología puede detectar el virus en las aguas residuales de las personas asintomáticas, por lo que permite detectar un nuevo brote antes incluso de que realmente ocurra.
El método ya demostró ser exitoso al ayudar en 2013 a las autoridades israelíes a contener un brote de poliomielitis en la ciudad sureña de Hura.
Es mucho más práctico y económico que tratar de evaluar a toda la población regularmente y, una vez que la red de sensores está colocada, puede usarse para detectar también otras enfermedades en el futuro.