El 18 de julio de 1290 se produce la expulsión de los judíos de Inglaterra por el rey Eduardo I, la primera de su tipo en Europa
En esta fecha de 1290, el rey Eduardo I de Inglaterra emite un edicto expulsando a todos los judíos del reino. Fue la primera expulsión de los judíos a nivel nacional, y tardó 350 años en ser rescindida oficialmente.
Bajo el sistema feudal instituido por Guillermo el Conquistador en 1066, los judíos eran súbditos directos del rey. Sus derechos no estaban protegidos por la Carta Magna, y sus derechos de residencia debían ser otorgados por decreto real.
Como los judíos tenían prohibidas todas las ocupaciones que les permitieran ganarse la vida, algunos entre ellos se veían forzados a reemplazar como prestamistas a los cristianos que tenían formalmente prohibido dedicarse a esa profesión.
La conjunción de ambas restricciones -dependencia de la voluntad del rey y prohibición de casi todas las profesiones- le permitía a la corona tener una fuente constante de ingresos a través de “préstamos” obligatorios, impuestos y expropiaciones sin intervención ni control del Parlamento.
En el momento del edicto, la monarquía estaba muy endeudada, y la expulsión fue esencialmente una “concesión” del rey a cambios de un fuerte aumento de los impuestos: la excusa fue era que los judíos no estaban cumpliendo con el Statute of Jewry de 1275, que en la letra prohibía la usura mientras en la práctica obligaba a ella.
La población judía afectada era de alrededor de 3.000 personas.
“Cada judío, a partir de los siete años, deberá usar una insignia sobre su ropa exterior… en forma de dos tablas unidas… de seis pulgadas de largo y tres pulgadas de ancho“.
– Statute of Jewry