El 28 de septiembre de 1939, Alemania y la Unión Soviética se reparten Polonia. Hitler y Stalin declaran que así se aseguraba la paz en Europa
El resultado fue una repentina expulsión masiva de los judíos, durante la cual miles fueron robados y cientos asesinados.
En un cínico por consolidar la partición de Polonia y dar a Francia y Gran Bretaña la oportunidad de volver a su política anterior de apaciguamiento, Alemania y la Unión Soviética emitieron un comunicado conjunto en el que decían que resuelto “los problemas derivados del colapso del Estado polaco”, y que eso “serviría al verdadero interés de todos los pueblos de poner fin al estado de guerra que existe actualmente entre Alemania e Inglaterra y Francia”.