La actividad sexual regular está relacionada con una mayor supervivencia luego de un infarto de miocardio, según un estudio que duró 30 años
El estudio israelí siguió durante treinta años a a 495 israelíes sexualmente activos de 65 años o menos que sufrieron un primer ataque cardíaco en 1992-93.
Como parte del “Estudio israelí del primer infarto agudo de miocardio”, los investigadores visitaron a los pacientes mientras aún estaban hospitalizados por su primer infarto, para preguntarles sobre su actividad sexual durante el transcurso del año anterior.
La edad promedio de los pacientes era de 53 años, y el 90 por ciento de ellos eran hombres. Entre tres y seis meses después, se volvió a preguntar a todos los encuestados si su actividad sexual había disminuido, reanudado al mismo nivel o aumentado después del infarto.Los participantes del estudio fueron divididos en dos grupos según sus respuestas: el 47% que dijo que había reducido su actividad sexual y el 53% que dijo que la había mantenido o aumentado.
Las diferencias en sus vidas posteriores fueron marcadas.
Más de dos décadas después, 211 de los pacientes (o el 43% de la muestra original) había fallecido, y los encontraron que quienes habían retomado su vida sexual rápidamente tenían un 35% menos de riesgo de muerte.
Los investigadores tomaron en cuenta otros predictores de mortalidad antes de alcanzar esa conclusión, incluidos el nivel socioeconómico, la depresión, la actividad física, la obesidad, la salud autoevaluada y la gravedad del ataque cardíaco.
La causa del menor riesgo de muerte no es un vínculo simple o directo entre la actividad sexual y el riesgo de fallecimiento, sino más bien una interacción compleja de autopercepción, estilo de vida y beneficios sociales de un sólido vínculo con la pareja.
La mayoría de los beneficios asociados con un rápido retorno a la actividad sexual no tenían nada que ver con el corazón, encontró el estudio.
Otros problemas médicos, incluido el cáncer, tenían también menos probabilidades de aparecer y, por lo tanto, tenían menos probabilidades de causar la muerte.
Se requieren numerosos parámetros de salud física y psicosocial para mantener una actividad sexual regular. Podrían ser esos factores, más que el sexo en sí, los que están detrás de las mayores posibilidades de supervivencia.
Una mejor condición física, mejor vínculo de pareja y la capacidad mental para ‘recuperarse’ en unos pocos meses del impacto inicial del evento cardíaco se encuentran entre las posibles explicaciones del aumento de supervivencia observado. Y el optimismo también puede ser un factor significativo por sí mismo.
La reanudación de la actividad sexual poco después de un ataque cardíaco puede ser parte de la percepción de uno mismo como una persona sana, funcional, joven y con energía.. Y eso puede conducir a un estilo de vida en general más saludable.
Del otro lado de la ecuación se encuentran los pacientes (incluidos los más jóvenes) que después de un ataque cardíaco tienen durante períodos prolongados dudas sobre reanudar la actividad sexual, en parte debido al temor de que el ejercicio intenso pueda desencadenar nuevos eventos cardíacos.
Pero aquellos que perciben su salud como deficiente también podrían ser menos propensos a realizarse los exámenes de detección del cáncer y otras prácticas de prevención durante el seguimiento. Eso podría explicar la fuerte relación inversa entre la reanudación de la actividad sexual y la mortalidad por cáncer que se observó en el estudio.
Pero la principal conclusión del estudio es: ¡el sexo es bueno para la salud, con o sin infarto
Referencias:
Cohen G, Nevo D, Hasin T, et al. Resumption of sexual activity after acute myocardial infarction and long-term survival. Eur J Prev Cardiol. 2020. doi:10.1093/eurjpc/zwaa011