El 10 de febrero de 1940, la Unión Soviética comienza la deportación a Siberia de cientos de miles de habitantes de Polonia. que la URSS se había dividido con los nazis. Entre 100.000 y 400.000 de ellos eran judíos
En esta fecha de 1940, la Unión Soviética comienza a deportar ciudadanos polacos a Siberia después de la ocupación soviética del este de Polonia, que se habían dividido con la Alemani nazi.
Los nazis ya habían ocupado el oeste de Polonia; seis de cada diez de los 3,3 millones de judíos polacos vivían y morían ahora bajo los nazis, mientras que el resto estaban en las regiones polacas anexadas por la URSS.
Las deportaciones a Siberia se produjeron en cuatro oleadas, con hasta 1,5 millones de polacos deportados (según ” El Holocausto de Polonia” de Tadeusz Piotrowsk)i. Otras fuentes estiman el total en un millón, y documentos de la policía secreta soviética divulgados recientemente estiman que eran 380.000.
Entre 100.000 y 400.000 judíos -según las diversas estimaciones- estaban entre los exiliados a Siberia, incluidos muchos que fueron a la Unión Soviética para huir de los nazis y terminaron en el gulag.
Los judíos que permanecieron en el este de Polonia, como todos los habitantes de la región, vieron como la propiedad privada y los comercios y empresas eran nacionalizadas, toda actividad política rpohibida (incluyendo al sionismo, considerado “contrarrevolucionario”), arrestos masivos, ejecuciones sumarias y una degradación general de los estándares de vida. Pero, en comparación con el destino judío bajo los nazis, fue una “desgracia con suerte”, como se descubriría cuando la maquinaria militar nazi entró en el este de Polonia en junio de 1941.
“Las condiciones para los deportados eran severas; tal vez un tercio murió de frío, resfriado, desnutrición o enfermedad. Sin embargo, aunque no podía preverse en ese momento, la deportación representó para los judíos polacos su mejor posibilidad de supervivencia. . . . Los que escaparon a la deportación fueron sometidos a intensas presiones bajo el sistema ideológico del régimen soviético.
La clase media judía vio sus comercios, empresas y casas nacionalizadas y confiscadas. Los artesanos judíos independientes se vieron obligados a integrarse en cooperativas, al igual que muchos judíos que habían trabajado en las industrias de servicios.
Al mismo tiempo, la economía soviética ofrecía numerosas oportunidades para que las mujeres encontraran puestos de trabajo, provocando cambios significativos en la distribución de género de la mano de obra judía.
Además, los judíos que habían recibido educación laica hallaron nuevas oportunidades de empleo en la administración pública”.
–”Enciclopedia de los judíos en Europa del Este”, IWO.