Yentl de la vida real y con final feliz, Osnat Barazani es venerada desde hace siglo por los judíos del Kurdistán…
Osnat (también conocida como Asnat o Asenath) Barazani, “la Tanaita”, vivió en Mosul, Irak, entre finales del siglo XVI y principios del siglo XVII.
Hija del rabino Shmuel ben Netanel Ha-Levi dek Kurdistán, que no tuvo hijos varones, Osnat fue entrenada para ser una erudita conocedora de los textos sagrados y misticismo judíos.
Inusualmente, a Osnat nunca se la obligó a realizar el trabajo típico de las mujeres, y su padre insistió en que su futuro esposo le prometiera que nunca le exigiría que hiciera las tareas del hogar.
Se casó con el rabino Jacob Mizrahi, uno de los mejores estudiantes de la ieshivá de su padre, y lo ayudó a dirigir la escuela después de la muerte de este.
De hecho, Osnat era quien se ocupaba mayormente de enseñar, mientras su esposo se concentraba en sus propios estudios.
Después de la muerte de Jacob, Osnat se convirtió sin mayores problemas en la directora de la ieshivá (los documentos contemporáneos no mencionan ni un solo ejemplo de oposición a que Osnat asuma el cargo), dividiendo su tiempo entre enseñar y hacer intentos desesperados por recaudar fondos para mantener a flote la institución.
Los líderes comunitarios y los grandes eruditos de su época se refieren a ella con reverencia, como el rabino Pinchas Hariri, quien en una carta se dirigió a ella como “Mi madre, mi rabí” (una yuxtaposición de términos asombrosa incluso hoy en día). .
Con el tiempo, el hijo de Osnat, Samuel, se convirtió en un destacado erudito y fue enviado por su madre a Bagdad para dirigir una ieshivá allí.
La propia Osnat es recordada dentro de las comunidades judía y kurda en general como una gran líder, maestra y hacedora de milagros místicos. Venerada a lo largo de los siglos por los judíos del Kurdistán, sus responsa alcanzaron el status de textos casi sagrados.
A lo largo de los años, se tejieron numerosas leyendas sobre las habilidades sobrenaturales de la rabina y sobre su belleza, que “volvía tontos a los hombres”.
Algunas de ellas, de profundas resonancias hoy en día: por ejemplo, una en la que Osnat congela en forma instantánea a un intruso antes de que pudiera violarla, simplemente pronunciando los Nombres sagrados.