El 31 de marzo de 1492, los Reyes Católicos promulgan el Decreto de la Alhambra, que ordena a los judíos abandonar su patria o convertirse al catolicismo
En esta fecha de 1492, Isabel y Fernando -los monarcas que habían unido a los reinos de Castilla y Aragón mediante su matrimonio en 1469- promulgan el Decreto de la Alhambra, ordenando a los judíos de la península convertirse al catolicismo o abandonar el país antes del 31 de julio.
Los judíos -que vivían en el país desde antes de la llegada del cristianismo- habían tenido una vida relativamente a salvo de las persecuciones durante los seis siglos de dominio musulmán, hasta la Reconquista cristiana de España en el siglo XIV.
Más de 50.000 judíos evitaron ser expulsados de su país convirtiéndose, pero eso no impidió que fueran perseguidos por la Inquisición, intensamente activa en España desde mucho antes de la expulsión.
Las estimaciones sobre el número de judíos afectados por el Decreto de la Alhambra varían entre 130.000 y más de medio millón.
Muchos huyeron a Portugal, la única opción de escape terrestre, pero volvieron a sufrir el mismo destino (conversión forzada o expulsión) en 1496, por presión de los Reyes Católicos.
El Decreto de la Alhambra fue un punto de inflexión en la historia judía, que dio lugar a fuertes corrientes migratorias a los Países Bajos, Inglaterra, África del Norte y, en última instancia, las Américas.
“Los judíos continúan con su malvado y perverso propósito [de convertir a los cristianos] dondequiera que vivan y se reúnan, y así. . .
no habrá ningún lugar donde sigan ofendiendo a nuestra santa fe“.
– Decreto de la Alhambra