Una enseñanza de un rabino a Moshé
Se cuenta que Moshé, un hombre muy rico fue a pedirle un consejo a un rabino.
El rabino lo tomó de la mano, lo acercó a la ventana y le dijo:
– Mira. El rico miró por la ventana a la calle.
El rabino le preguntó:- ¿Qué ves?.
El hombre le respondió: – Veo gente.
El rabino volvió a tomarlo de la mano y lo llevó ante un espejo y le dijo:
– ¿Qué ves ahora?.
El rico le respondió:
-“Ahora me veo yo”.
-“¿Entiendes?, dijo el rabino.
En la ventana hay vidrio y en el espejo hay vidrio. Pero el vidrio del espejo tiene un poco de plata.
Y cuando hay un poco de plata uno deja de ver gente y comienza a verse solo a sí mismo”.
“Rabino, ¿qué debería hacer?”
“Simplemente quita un poco de plata del espejo y podrás ver lo que hay más allá”.
Moshe sacó su navaja y raspó el espejo, quitando algo de la plata.
“Ahora serás feliz y podrás hacer felices a los demás”, dijo el anciano rabino.
Nosotros podemos ser felices, pero también debemos hacer felices a los demás. No seamos cegados por la plata, que nos hace olvidar que tenemos la obligación de ayudar a los menos afortunados que nosotros.
A la larga, esa es la única manera de que seamos realmente felices nosotros también.
Porque, como le dice el rabino en otra parte de la historia, “Moshe te di la bendición divina para la buena fortuna porque creí que serías la persona perfecta para ayudar a los demás. ¡Sin embargo, la plata que posees ha corrompido tu visión!”