El 10 de agosto de 1909, nace Mohammed V, rey de Marruecos y gran protector durante la Segunda Guerra Mundial de los judíos de su país, ocupado por el régimen pronazi de Vichy
Casablanca quizás haya sido la más grande de las grandes películas con temática judía donde jamás se menciona a los judíos.
Pero además de dar su nombre a la película, la ciudad marroquí fue el escenario de un gran acto de heroísmo de la vida real, demasiado poco conocido o reconocido: la protección de los judíos de Marruecos por el joven sultán Mohamed V.
Una serie de disputas internacionales entre Francia y Alemania llevaron al Tratado de Fez en 1912, que instituyó el control francés sobre Marruecos.
El padre de Mohamed, Moulay Yousef, reemplazó a su hermano mayor en el trono cuando abdicó debido a la firma de ese tratado.
Quince años más tarde, tras la muerte de su padre, Mohamed, de 16 años, fue nombrado sultán en gran parte porque los franceses lo veían como más dócil que
sus hermanos mayores. Ese resultó ser uno de los grandes errores de juicio en la historia colonial francesa.
Cuando París cayó ante los alemanes en julio de 1940, el sultán, entonces de 30 años, se encontró en una posición precaria cuando Marruecos cayó bajo el dominio del régimen colaboracionista francés de Vichy.
Entre sus primeros actos, los franceses de Vichy buscaron imponer leyes antisemitas en Marruecos, siguiendo a los nazis.
Los judíos vivían en esa parte del mundo desde mucho antes de que Cartago cayera, y más 250.000 judíos vivían en Marruecos en 1940.
Los miembros de la comunidad habían servido en la corte de los sultanes como ministros, diplomáticos y asesores.
Mohamed V se tomó en serio su papel de “Comandante de los Fieles”, que él consideraba que incluía a todos los “pueblos del libro”: judíos, cristianos y musulmanes, y se negó públicamente a ayudar en la persecución de sus ciudadanos judíos.
“No hay judíos en Marruecos“, dijo. “Sólo hay súbditos marroquíes“.
Las autoridades de Vichy obligaron a Mohamed V a promulgar dos leyes que excluían de ciertas profesiones y escuelas a los judíos y les obligaba a vivir en guetos, pero se negó a hacer cumplir plenamente esas leyes.
Descendiente directo de Mahoma, el fundador del Islam, a través de su hija, Fátima, el sultán se negó a ser intimidado.
Un telegrama del gobierno francés, descubierto en los archivos franceses cuatro décadas después, informaba que las relaciones entre Francia y Marruecos se pusieron “mucho más tensas” desde el día en que entraron en efecto las leyes antisemitas.
En 1941, Mohamed V dejó en claro su posición al invitar a altos representantes de la comunidad judía al banquete anual celebrando el aniversario de su reinado y ubicándolos en los mejores asientos junto a los oficiales franceses.
“Desapruebo absolutamente las nuevas leyes antisemitas y me niego a asociarme con una medida con la que no estoy de acuerdo“, dijo a los funcionarios franceses.
“Reitero, como hice en el pasado, que los judíos están bajo mi protección y rechazo que se haga cualquier distinción entre mi gente“.
Aunque había límites a su poder, Mohamed V se aseguró de que nunca hubieran redadas de judíos en Marruecos; que siguió siendo un refugio en la medida de lo posible.
Durante el gobierno de Vichy, que duró un poco más de dos años: ningún judío marroquí fue deportado ni asesinado; ni fueron obligado a llevar la estrella amarilla.
Cuando las tropas aliadas liberaron el norte de África en noviembre de 1942, la comunidad judía marroquí se había mantenido esencialmente intacta.
Las acciones del rey de Marruecos ofrecen un contraste con los de otros líderes árabes que tomaron partido por las potencias del Eje.
El gran mufti de Jerusalén, Haj Amin Husseini, por ejemplo, pasó los años de la guerra en Berlín, cortejando a Adolf Hitler y Heinrich Himmler, complotando en el
exterminio de los judíos y recrutando a musulmanes de Europa del Este para luchar junto a los nazis.
Mohamed V, por otro lado, era un firme partidario de los aliados, y y dio la bienvenida al presidente de los Estados Unidos Franklin D. Roosevelt, al primer ministro británicoWinston Churchill y al presidente francés Charles de Gaulle durante cuatro días en 1943 en la histórica conferencia de Casablanca.
Duranteo el resto de su reinado, continuó protegiendo a sus súbditos judíos. Cuando el mundo árabe reaccionó violentamente a la declaración del estado de Israel en
1948, Mohamed V recordó a los marroquíes que los judíos siempre habían sido protegidos en su país y no debían ser dañados.
Mohammed V murió repentinamente en 1961, solo cuatro años después de que Marruecos se convirtiera en una monarquía constitucional independiente y obtuviera oficialmente el título de rey (en lugar de “sultán”).
Las expresiones de dolor fueron inmensas. Unos 75.000 judíos lo lloraron púbnlicamente, el gran rabino pronunció un discurso conmemorativo por radio, y los judíos fueron participantes destacados en la coronación de su hijo Hassan II y en los rezos iniciales en honor del nuevo rey.