La nueva producción animada de Netflix tiene dos protagonistas desacostumbrados para los “dibujitos”. Y no solo porque uno de ellos es judío…
En Pigeon Forge, Estados Unidos se encuentra Dollywood, un parque temático que pertenece a la cantante de música country Dolly Parton y es similar a los “Disney’s Hollywood Studios” de Florida
Y en Netflix existe desde junio su versión embrujada, “Dead End: Paranormal Park”.
Tiene dos protagonistas: Barney, que es judío, trans, gay y gordo, y Norma, que es paquistaní, neurodivergente y tiene una ansiedad severa.
También hay un perro que habla muy bien, misterios sobrenaturales, familias (re)encontradas, un episodio musical fundamental para la trama y una reflexión sobre la adoración del héroe en la TV.
Barney nunca dice explícitamente que es judío, pero sí lo hace con frecuencia la historia.
Durante un episodio de Navidad, su perro parlante Pugsley le dice: “¡No sabía que celebrábamos la Navidad!” a un Barney que lleva un suéter con una Estrella de David azul.
Más tarde, Barney sueña que se casa con la persona que le gusta, llevando una kipá y rompiendo una copa. Y también hay cenas familiares de “viernes por la noche” con brisket (un clásico de la comunidad judía de los Estados Unidos).
Además de judíos, Barney es trans, gay y gordo, y no hay burlas hacia ninguna de esas partes de su identidad.
Por el contrario, se les hace referencia de manera respetuosa con las experiencias vividas por las personas reales, sin por ello perder el humor.