¿Cuál es la línea invisible que une a Moisés y el Monte Sinaí con la tecnología de punta de hoy en día?
Baruj Halevi, rabino y emprendedor tecnológico, recordando que Israel tiene más start-ups, capital de inversión, centros multinacionales de I + D y empresas en el NASDAQ per cápita que cualquier otro lugar del mundo, se pregunta: ¿Por qué Israel? ¿Cómo es que este pequeño país -joven, sin recursos naturales y perennemente golpeado por todo tipo de adversidades-, se ha convertido en la “Startup Nation”?
No es el primero que se lo pregunta, y las respuestas son varias, pero Halevi encuentra que la “fórmula secreta” viene directamente del Monte Sinaí, hace más de 3000 años. Es decir, de la entrega por Dios a Moisés de los Diez Mandamientos (y, según la tradición judía, también de la Torá, los cinco primeros libros de la Biblia hebrea).
Este acontecimiento es recordado desde entonces en la festiividad de Shavuot (Pentecostés), una de cuyas costumbres fundamentales es el estudio de la Torá durante toda la noche (Tikun Leil Shavuot). Y cuando los judíos estudian la Torá (recordamos: los cinco primeros libros de la Biblia hebrea), no lo hacen individualmente o en silencio. Por el contrario, el estudio de la Tora se realiza siempre de a dos, acompañado de un diálogo y un debate a veces estridente, enérgico y a menudo acalorado. Sentados cara a cara: – Se dirigen el uno al otro, debatiendo el significado del texto.- Recurren a los antiguos comentarios rabínicos, y cuestionan sus interpretaciones.- Apelan a otros textos tradicionales que expanden el sentido de lo estudiado y lo ponen a prueba, en busca de nuevas respuestas.
Incluso recurren a Dios, listos y dispuestos a desafiar al Todopoderoso si es necesario, si eso es lo que se necesita. Al igual que los patriarcas de la Torá, Abraham, Isaac y Jacob, a los judíos les es permitida, e incluso exigida, una incansable búsqueda de la verdad.
Como dice la Biblia:
“Jacob se quedó solo, y un ángel luchó con él hasta el amanecer … Cuando el ángel vio que no podía vencer a Jacob … le dijo: ‘Tu nombre ya no será Jacob, sino Israel, porque has luchado con Dios y con los humanos y has prevalecido'”.
Dentro del judaísmo, no solo es aceptable un intenso cuestionamiento, debate y desacuerdo, sino que se hace por el bien celestial, incluso se lo considera una mitzvá: un acto meritorio de inspiración divina. .
Esto, piensa Halevi, es el factor determinante. Jacob se enfrentó a la oscuridad y entró en ella con el compromiso y la convicción de la búsqueda de la verdad y de aliviar y eliminar la oscuridad:
– La oscuridad de la enfermedad, el sufrimiento y la muerte.
– La oscuridad de la pobreza, la injusticia y el abuso.
– La oscuridad de la contaminación, la inacción y el desperdicio.
– La oscuridad del terror, el asesinato y el mal.
Cualquiera sea la oscuridad, nos corresponde hacerle frente, enfrentarla hasta que rompa el amanecer, iluminando el mundo con avances científicos, innovación e inspiración que solo pueden alcanzarse siguiendo la receta de Shavuot: estudiando, debatiendo, cuestionando, no dando nada por sentado ni definitivo, aun cuando provenga de la más alta autoridad.
Recordando, sobre todo, que todo saber es provisorio y que el mayor mérito de un verdadero sabio es aceptar su ignorancia y que su lugar de supuesto saber sea constantemente puesto a prueba.
Referencias:
Baruch Halevi, “Shavuot and the Secret Sauce of the Start-up Nation”, The Times of Israel, May 15 2018
http://blogs.timesofisrael.