Tipa es un film plástico 100% biodegradable desarrollado por la israelí Daphna Nissenbaum. ¿El fin de las gigantescas islas flotantes de plástico que amenazan el futuro de la Humanidad?
Aunque no nos guste, la verdad es que el plástico merece su popularidad: aísla nuestros sandwiches del medio ambiente, dura toda la vida y mucho más. Y reciclarlo no salvará a las ballenas: aunque religiosamente arrojemos las botellas en los recipientes de reciclaje, la realidad es que la mayoría de los plásticos ni siquiera son reciclables.
Entre ellos, el que ni siquiera notamos es quizás el peor: la película de plástico que envuelve todo, desde la carne en el supermercado hasta los calcetines.
No existe una tecnología efectiva para reciclarlos. Si lo arrojamos junto con las botellas, las plantas de reciclaje se deshacen del problema extrayéndolas en forma mecánica botellas y arrojando el resto al vertedero.
La compañía israelí Tipa busca cambiar esta situación desarrollando y produciendo un film de embalaje 100% compostable. Estas películas se comportan como el plástico, pero terminan sus vidas como una cáscara de naranja.
Cada parte, desde el film hasta el adhesivo, es 100% compostable y, según las responsables de la empresa, no agregarán ni una molécula a la gran isla de desechos que flota en el Pacífico entre Hawai y California.
El film Tipa está deliberadamente fabricado con las mismas máquinas utilizadas para hacer el plástico convencional, para que las máquinas de producción en serie se puedan adaptar rápidamente para fabricarlas.
A diferencia del plástico convencional, este paquete no nos sobrevivirá a nosotros, y mucho menos a los hijos de nuestros hijos. Bajo buenas condiciones de compostaje, el envase de Tipa se desintegra y termina siendo agua, dióxido de carbono y materia orgánica que las bacterias degradan, sin dejar nada atrás.
La mayoría de los hogares no tienen jardines, y mucho menos compostadores, y muy pocas personas clasifican sus desechos orgánicos, pero si el film se arroja con los desechos comunes, aún así se terminará degradando en el basurero público.
Pero como es necesario un compromiso entre las necesidad del fabricante del producto embalado – que el producto está protegido (o empaquetado) hasta que se compra y se utiliza – y las del medio ambiente, abandonado en un estante, el embalaje de Tipa solo comenzará a degradarse después de aproximadamente un año, lo que es más que suficiente para la mayoría de los alimentos.
Poco a poco se irá pareciendo a un pedazo de papel que quedó a la intemperie, que se agrieta y se ennegrece en los bordes. Poco a poco todo termina por degradarse, sin formar esas microbolitas plásticas que penetran todos los rincones de la Tierra y llegan hasta lo más profundo del océano.