En el futuro cercanos, los elevadores podrían ser la salvación de quienes se encuentran atrapados en un incendio
Todos hemos visto esos letreros más de una vez: “En caso de incendio, no use el elevador”. Con toda lógica, pues pueden rápidamente transformarse en una trampa mortal para quienes intentan escapar de un incendio.
Pero esa realidad podría estar a punto de sufrir un cambio rotundo, según la startup israelí Salamandra Zone, cuyo sistema B-Air proporciona aire fresco y limpio a las cabinas de los ascensores durante los incendios, manteniendo a los residentes vivos y seguros.
El producto estrella de la compañía, el Sistema B-Air, convierte los gases tóxicos en aire respirable y empuja el aire en ascensores, lo que potencialmente convierte a los taxis en habitaciones seguras y móviles, permitiendo a las personas refugiarse y huyendo de incendios catastróficos en edificios altos.
Según los responsables de la empresa, la idea de intentar crear algo que sea parte de la infraestructura vino de algo típicamente israelí: la habitación segura de las casas y apartamentos, obligatoria y donde los residentes pueden refugiarse en caso de ataques químicos y balísticos.
A pesar de la idea generalizada de que los ascensores no se pueden usar en un incendio, la mayoría de los problemas técnicos que los convierten en amenaza en esa situación ya se han resuelto.
Los bomberos equipados con máscaras antigas ya utilizan los ascensores para alcanzar pisos altos durante un incendio, y los ascensores modernos pueden -en lo general- continuar funcionando durante los incendios.
El problema es el humo y los gases tóxicos, que representan la mayoría de las muertes durante los incendios.
El sistema B-Air de Salamandra Zone trata estos gases tóxicos y empuja el aire respirable dentro del elevador.
La unidad es una pequeña caja que se puede instalar en la parte superior de las cabinas de los elevadores ya existentes. Convierte los gases peligrosos en aire en nanosegundos, lo enfría a una temperatura segura y lo envía hacia la cabina para evitar la entrada de gases no tratados.
Los sensores en la unidad detectan los gases en el pozo del ascensor y determinan su perfil específico para que la unidad responda.
La información se transmite a los cartuchos que contienen líquidos, que crean una fórmula química específica para contrarrestar y neutralizar los gases tóxicos. Una bomba aspira los gases a través del líquido, lo que desencadena una reacción química que minimiza la toxicidad y los convierte en aire respirable.
El sistema es semejante a los cartuchos de tinta de una impresora, donde se pueden mezclar algunos colores para producir cientos de tonos diferentes. De manera similar, los líquidos en los cartuchos se pueden mezclar de muchas maneras para neutralizar cualquier gas que se encuentre en el pozo del ascensor.
Los sensores continúan monitoreando los gases y pueden ajustar la fórmula si es necesario. La unidad se alimenta internamente y puede continuar operando, y mantener respirando hasta 20 personas en la cabina durante aproximadamente dos horas.
El segundo producto de la compañía, el C-Air, utiliza la misma tecnología básica, adaptada para la seguridad industrial. La unidad está diseñada para detectar y neutralizar fugas en zonas industriales.
Es más grande que el B-Air y orientado más a neutralizar los gases tóxicos que a producir oxígeno respirable.
Actualmente está tratando las emisiones de una fábrica que produce equipo militar en el norte de Israel en un programa piloto, se espera que esté listo para la venta comercial en menos de un año.
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