Un parábola jadísica de hace 300 años y furiosa actualidad…
El jasidismo fue un movimiento de revitalización espiritual y renovación de la tradición judía que vio la luz hace varios siglos entre las masas judías de Europa Oriental.
Una de sus características principales es el empleo de parábolas y cuentos maravillosos como instrumento de crecimiento espiritual. Estas historias, popularizadas por el filósofo Martín Buber, tuvieron una aceptación que trascendió largamente los límites de la comunidad judía.
El rabi de Berdischev llegó a Lemberg y pidió hospitalidad a un hombre acaudalado, sin revelarle su nombre.
-¡No doy alojamiento a viajeros! Fue la respuesta. – Esto no es un albergue!
-Carezco de recursos- insistió el rabi-. Déjeme estar en un rincón, prometo no molestarle.
-¡Fuera de aquí!
-Vete a casa del maestro, que vive a la vuelta. El suele hospedar a gente de tu calaña.
Rabi Levi Itzjak hizo lo que se le aconsejaba. El maestro le dio hospitalidad sin inquirir quien era. Pero en el camino alguien lo reconoció.
De inmediato, se esparció por la ciudad la voz de que el santo rabi de Berdischev estaba en casa del maestro.
Una multitud de devotos se congregó junto a la puerta y se hizo un largo desfile de personas que querían recibir la bendición del rabi. Entre ellos estaba el hombre acaudalado.
-Ruego a nuestro señor y maestro -dijo- que me perdone y se digne albergarse en mi casa. Todos los tzadikim (sabios) que han visitado a Lemberg se han hospedado en ella.
Rabi Levi Itzjak se volvió a los presentes:
-¿Saben ustedes- preguntó- cuál era la diferencia entre nuestro padre Abraham y Lot?
¿Por qué se cuenta con tanto lujo de detalle que Abraham agasajó a los ángeles con manteca, leche y becerro tierno y bueno? También Lot amasó un pan y les ofreció comida. ¿Por qué se considera un privilegio que Abraham los haya hospedado en su casa? También Lot les dio albergue.
La diferencia está en que se dice “los ángeles vinieron a Sodoma”, pero respecto a Abraham está escrito: “y alzó sus ojos, miró, y he aquí tres varones que estaban junto a él”.
Lot vio ángeles. Abraham, peregrinos cubiertos de polvo, necesitados de descanso y reposo.