El dispositivo israelí trata las áreas dañadas por el ACV con “ondas cerebrales artificiales”, que imitan las naturales para reequilibrar el cerebro
La startup israelí BrainQ dijo que una prueba piloto de 25 pacientes con accidente cerebrovascular tratados con su terapia electromagnética basada en inteligencia artificial ha mostrado resultados “sorprendentes” en la reducción de la discapacidad después de un accidente cerebrovascular.
El dispositivo con forma de sombrero desarrollado por la startup con sede en Jerusalén parece un gran secador de pelo redondo.
Este dispositivo conectado a la nube tiene como objetivo tratar las áreas dañadas del cerebro con ondas electromagnéticas, u “ondas cerebrales artificiales”, que imitan las redes neuronales saludables, para reequilibrar el cerebro y devolverlo a su función normal.
Los resultados del ensayo piloto -controlados, aleatorizados y doble ciego- se presentaron en una Conferencia Internacional sobre Accidentes Cerebrovasculares.
Los resultados mostraron que los pacientes se recuperaron un 77% más rápido de las discapacidades causadas por el accidente cerebrovascular y pudieron reanudar una vida casi normal.
El ACV (accidente cerebrovascular)
Un accidente cerebrovascular ocurre cuando se interrumpe o reduce el suministro de sangre a una parte del cerebro, lo que impide que el tejido cerebral reciba oxígeno y nutrientes.
Las células del cerebro comienzan a morir en minutos. El tratamiento requiere una acción inmediata, para poder reducir el daño cerebral y otras complicaciones.
Después de un accidente cerebrovascular, los pacientes pueden tener diferentes niveles de discapacidad, medidos por la escala de Rankin modificada (mRS).
Una puntuación de 0 a 1 significa que no hay síntomas ni una discapacidad significativa.
Una puntuación de 2 indica una discapacidad leve, con el paciente capaz de ocuparse de sus propios asuntos sin ayuda pero incapaz de realizar la totalidad de las actividades anteriores.
Una puntuación de 3 significa que hay una discapacidad moderada: el paciente necesita ayuda pero puede caminar sin ayuda.
Una de 4 indica discapacidad de moderada a grave, con pacientes que no pueden atender sus propias necesidades corporales ni caminar sin ayuda.
Y 5 indica discapacidad severa, con pacientes que requieren cuidados y atención de enfermería constantes, postrados en cama e incontinentes.
Por último, 6 señala a los pacientes que han muerto a causa del accidente cerebrovascular.
La terapia electromagnética en el ACV
El estudio de BrainQ se realizó en pacientes con discapacidad de nivel 3-4 en la escala de Rankin modificada, y mostró que después de ocho semanas de tratamiento, cambiaban a puntuaciones de 1 o cero, lo que significa que no tenían síntomas o tenían síntomas menores.
Solo 25% de los sujetos del grupo de control obtuvo una puntuación de 1 o menos, mientras que 92% de los del grupo de tratamiento mejoraron en dos o más puntos en la escala de Rankin.
Las puntuaciones mRS de los sujetos de BrainQ mejoraron en un promedio de 2,5 puntos durante el transcurso del estudio, en comparación con 1,3 puntos en el grupo de control ( lo habitual en los tratamientos tradicionales).
No se registraron eventos adversos relacionados.
Las consecuencias del ACV El accidente cerebrovascular es la principal razón de discapacidad, y el 75% de los pacientes la sufren a largo plazo, contra 77% de los tratados con el dispositivo BrainQ que se recuperaron y tuvieron poca o ninguna discapacidad, un resultado sorprendente.
Para imitar el estado natural del cerebro, BrainQ trazó un mapa de las redes neuronales para estudiar su actividad electromagnética; tradujo esa actividad en algoritmos de aprendizaje automático y creó modelos con los que luego “fertiliza” el cerebro, a través de la terapia electromagnética, ayudándolo a volver a acercarse a su estado original.
Los resultados del ensayo piloto son sorprendentes, porque sugiere un efecto beneficioso en la fase subaguda.
Los tratamientos actuales para el ACV son efectivas sólo en las pocas horas posteriores al accidente cerebrovascular y pueden recibirlos menos de 5 a 10% de los pacientes.
La nueva tecnología podría por tanto dar una oportunidad de extender el período de tiempo de efectividad terapéutica de horas a días e incluso semanas, y ser aplicable a una población de pacientes mucho mayor.
También podría tener aplicaciones más amplias y ser útil para el tratamiento de otros trastornos neurológicos, tales como lesiones de la médula espinal, enfermedad de Parkinson y esclerosis múltiple.