El 9 de febrero de 1994, fallece Howard Martin Temin, Premio Nobel de Medicina de 1975 por sus estudios sobre el ADN
En esta fecha de 1994, fallece a los 54 años Howard Martin Temin, quien compartió el Premio Nobel de Medicina de 1975 por el descubrimiento de la transcriptasa inversa, la enzima que hace posible el intercambio de información entre el ARN y el ADN.
Temin nació en Filadelfia en una familia judía progresista. Para su bar mitzva, sus padres donaron el dinero que hubiera costado una fiesta a un campamento para personas desplazadas.
Estudió en el Instituto de Tecnología de California, en donde comenzó a realizar tareas de con Renato Dulbecco, otro de los ganadores del Premio Nobel de 1975 (el tercero fue David Baltimore, quien descubrió la transcriptasa inversa de forma independiente y simultánea).
Temin participó activamente en la campaña de ayuda para que los científicos -muchos de ellos judíos- de la Unión Soviética que estaban siendo perseguidos y aislados por la KGB pudieran sobrevivir financieramente y mantenerse al día con la investigación internacional.
En la recepción por su Nobel, se la pasó reprendiendo a los presentes por fumar mientras él estaba tratando de curar el cáncer (irónicamente, murió de cáncer de pulmón, a pesar de ser no fumador).
La transcriptasa inversa pronto jugaría un papel crucial en la identificación del virus del SIDA y se convertiría en un elemento clave de la industria biotecnológica.
El premio de Temin llegó luego de una solitaria batalla para superar las críticas despreciativas de los científicos que se negaban a creer en su teoría (sobre la que se basan las vacunas de Pfizer y Moderna contra el Covid19) de que algunos virus llevan su información genética en forma de ARN, que luego se copia en el ADN de las células infectadas.
Esa teoría desafiaba lo que entonces era el “dogma central” de la biología: que el ADN siempre transmite información al.ARN y nunca al revés. La idea de que el ARN pudiera “producir” ADN se consideraba ridícula.
“El ARN no se puede clonar. Pero se puede extraer de las células, convertir en ADN a través de la transcriptasa inversa y luego clonarse“.
– Lawrence K. Altman