El miedo a perderse algo, o FOMO, puede provocar padecimientos físicos reales, afirman los investigadores israelíes…
El FOMO se manifiesta en la obsesión con el teléfono celular por temor a perder mensajes, publicaciones o notificaciones.
Los investigadores encontraron una correlación directa entre la dependencia del dispositivo y dos marcadores de estrés y ansiedad: rechinar los dientes y dolor de mandíbula. Las personas que están menos apegadas a sus teléfonos también duermen mejor, con menor tiempo de interrupción del sueño-
El miedo a perderse algo hace que la gente use constantemente sus teléfonos, revisando sin cesar WhatsApp, Facebook y otras aplicaciones.
Eso crea un ciclo de creciente dependencia de los teléfonos móviles, que conduce a estrés y ansiedad cuyas manifestaciones físicas comienzan a verse cada vez más.
Para su estudio, los investigadores aprovecharon una característica exclusivamente israelí del uso de la tecnología: muchas personas ultraortodoxas evitan los teléfonos inteligentes habituales y, en su lugar, tienen los llamados teléfonos kosher: dispositivos sin redes sociales ni la mayoría de las otras aplicaciones, por consejo de los rabinos.
Entre los usuarios habituales de teléfonos inteligentes, el 45 por ciento tiene una necesidad de moderada a alta de tener sus teléfonos constantemente disponibles y alrededor del 50% siente que su teléfono les causa un nivel de estrés de moderado a alto.
Entre los usuarios de los teléfonos kosher, solo el 22% siente la necesidad de estar disponible todo el tiempo y solo 20% cree que su dispositivo les causa estrés.
Los investigadores encontraron una incidencia mucho mayor de marcadores de ansiedad entre los usuarios habituales de teléfonos inteligentes, y sugirieron que se deben a sus hábitos de utilización del móvil. El estudio se realizó en 600 personas, de entre 18 y 35 años.
Alrededor del 24% de los usuarios habituales de smartphones dijeron rechinar los dientes durante el día y el 21% durante la noche, mientras que para los usuarios de teléfonos kosher las cifras fueron del 6% y el 7,5%, respectivamente.
Alrededor de 29% de las personas que tienen celulares regulares sufrieron dolor en los músculos de la mandíbula, contra 14% de los usuarios de teléfonos kosher.
Por la noche, 54% de los usuarios habituales de teléfonos inteligentes duermen en forma discontinua, en comparación con 20% de los usuarios de teléfonos kosher.
Los autores del estudio necesitaron descartar la posibilidad de que eso se debiera a factores distintos al uso de teléfonos celulares, como las brechas culturales entre los israelíes laicos y religiosos, por lo que profundizaron más en los patrones de uso de celulares entre los participantes del estudio.
A través de un trabajo estadístico muy complejo, no solo encontraron diferencias entre los grupos – no explicables por otros factores-, sino también patrones claros que muestran que cuanto más se usa un teléfono inteligente, mayores son las probabilidades de sufrir dolor en la mandíbula, rechinar los dientes y despertarse por la noche.
Existe de todos modos la posibilidad de que los teléfonos inteligentes no estén causando estrés sino canalizándolo, lo que también podría explicar la correlación encontrada, pero esa hipótesis no coincide con las respuestas y comentarios proporcionados en los cuestionariospor los participantes.