Quisiera recorrer brevemente algunas cuestiones que tiene que ver con el humor, los chistes y lo cómico Y quiero advertirles que pocas cosas son menos graciosas o risueñas que un chiste explicado, o intentar hablar en serio del humor…
Es sabido que hace más de un siglo, Freud escribió el libro El chiste y su relación con lo inconsciente. Menos conocido es un breve artículo de 1927, titulado El humor.
Cabe la pregunta: ¿ Por qué el mismísimo Sigmund Freud se dedicó a escribir artículos y hasta un libro acerca de los chistes y del humor?. Trataremos de aproximarnos a esta cuestión
Lo central del humor se puede resumir en una frase que dice : “miren al mundo que parece tan peligroso, no es más de un juego de chicos, digno apenas de que sobre él se haga un “Witz”. ( chiste)
Vale decir que El humor no es resignado. Es rebelde. Con él triunfa el principio de placer sobre la crueldad de las contingencias de la realidad
En el texto de 1905, Freud describe algunas de las características del humor. La grandeza es una de ellas, que no está en el chiste ni en lo cómico. La grandeza reside en el triunfo del narcisismo y en la afirmación victoriosa de la invulnerabilidad del Yo.
Del chiste sabemos que constituye una puerta de entrada a lo inconsciente, y que mantiene semejanzas y diferencias con el humor y la comicidad. Entre las semejanzas se encuentra el efecto risible y placentero con el cual casi todos gozamos, producido por un ahorro en la economía psíquica.
El chiste, a diferencia del humor, compromete a un tercero; allí se pone en juego otra instancia. El chiste tiene una técnica, escondida tras el texto que se muestra; en todos los casos el efecto risible aparece tras el sorpresivo remate.
El efecto del chiste requiere que el sujeto acepte participar en las leyes que lo rigen. Allí radica su importancia y su valor, además de tratarse de una producción singular que puede abrirnos un camino a la subjetividad.
Además, el chiste no llama a la asociación. El chiste abrocha sentido, tiene ese efecto de cita -cita una parte de lo que ya fue dicho- y ese plus poético de significación- dice algo en más que cada uno entiende como puede, si es que puede-.
Después del chiste no hay que agregar más, no hay posibilidades de preguntar “qué se le ocurre”. El momento del remate es un momento donde se produce el nexo entre lo que se venía diciendo sin saber y lo que se termina diciendo sin querer.
Podríamos decir que el chiste lo hace el analista al interpretar lo que el paciente venía diciendo, sin ser por esto ser un humorista. “El analista es aquel que cuida de los nexos”, lugar que viene a suplementar la regla fundamental de la asociación libre. Freud dice: “del nexo soy yo quien cuida”.
Lo cómico tiene otro estatuto. La comicidad viene con el tropiezo: a veces en el decir, no pocas veces el que tropieza es el cuerpo. En este caso, es difícil esconder la caída vergonzante, como tantas veces ocurre con la palabra. Se me ocurre que el lapsus, pensado como tropiezo discursivo, es del orden de lo cómico.
Recorriendo el libro de Freud sobre “El chiste…”.recorté algunas cuestiones:
1)Todo descubrimiento de lo Inconsciente produce risa, aunque la cuestión de la que se trate no sea para nada graciosa, sino más bien dramática, y hasta tal vez trágica. Freud considera ese efecto risueño como una confirmación de lo interpretado. Pero a la vez es como si se preguntara con cierta perplejidad: “¿De que se ríe…?”
2) Cuando Freud hacía interpretaciones, muchas veces recibía por respuesta la sorpresa del paciente, incluso creían que se trataba de una broma de Freud. Imaginemos la situación: ciudad de Viena, consultorio de Freud, un paciente recostado en el diván le relata un sueño, Freud que le interpreta el relato del sueño, y el paciente, girando su cabeza, dirigiendo su mirada a Sigmund diciéndole:
-No me joda, Don Freud, !!,¿es un chiste, no?
Me interesa señalar la distinción que Freud hace entre el chiste y lo cómico: En el Chiste siempre hay tres. Eso forma parte de su estructura misma. El chiste se dirige a un tercero.
La idea del tercero es un modo freudiano de introducir la dimensión del Otro. El chiste, al igual que los significantes no es de nadie… y es de todos. Se comparte, viene del Otro, y compensa por un instante la soledad del hombre.
Por el lado de lo cómico es suficiente con dos. No hay tercero, por eso abre a otra dimensión: al narcicismo. Lo cómico devela, descarga, muestra lo oculto, desnuda, degrada, hace caer la prestancia de personas eminentes. Se sirve para ello de la caricatura, la parodia, la exageración, el disfraz.
En el humor hay algo del chiste, es decir que funciona allí el Inconsciente con sus mecanismos. Pero lleva también a esa dimensión propia de lo cómico, donde se trata de velar o develar una verdad.
El humor consiste en que en una situación cuyo desenlace produciría intensos sentimientos o emociones (dolor, susto, terror, ira, disgusto, desagrado, desesperación, etc), el humorista hace un chiste. Ello le permite un “ahorro” de esos sentimientos. Desde el principio, Freud relaciona el humor con el trauma.
Freud destacó tres grandes rasgos fundamentales en el humor:
1- El carácter de exaltación, de grandeza de espíritu, el triunfo del Yo sobre las exigencias y sufrimientos de la realidad.
2- Queda triunfante el Principio del Placer, en cuyo registro hace entrar a lo traumático. Más adelante en “Más allá del Principio del Placer”, de 1920, plantea que el trauma es definido fundamentalmente desde el punto de vista económico como una cantidad excesiva de energía libre, que rebasa la capacidad de control del aparato, al que exige la puesta en marcha de mecanismos de elaboración psíquica, de ligadura.
3-)-En el texto de 1927, dice algo que cuando lo leí por primera vez, me sorprendió, emparenta al humor con el Superyó. Allí dice que el Yo se funde al Superyo y traslada su carga hacia él. Ocurre un cambio en la ferocidad del Superyo, como instancia parental incorporada, que se muestra más bondadoso.
El Superyo, a través del humor, intenta consolar y proteger de su sufrimiento al Yo. El humorista se conduce como un padre que consuela y muestra a un hijo que la situación temida no es terrible
Sin embargo, Freud parece dudar en cuanto a cuál es el mecanismo último por el cual el humor logra su propósito: ¿Es una fuga de la realidad? ¿Rechazo de la realidad? ¿Se trata de una Defensa?.
Cuando habla de fuga, ubica al humor en serie con otros medios de rehuir al sufrimiento: alcoholismo, locura, neurosis, ensimismamiento. Pero lo distingue de ellos en que opera sin salir del terreno de la normalidad.
Para hacer una transición entre la parte “seria” de la exposición, y la parte más humorística, quiero compartir con ustedes una breve viñeta clínica, que sirve de ejemplo del efecto gracioso de una interpretación en transferencia.
Una paciente me relataba un sueño y decía: “es un sueño insistente, me parecía tonto, pero me llama la atención que insista. No sabía en donde estaba, adónde iba ni de dónde venía. Después recordaba que me volvía de La Pampa. Cuando ví las vías me dí cuenta que estaba viajando en un tren.
En un momento circulaba por las calles, no había más vías pero andaba más sereno. Salir de Pampa y la vía…, digo casi sin pensar.