¿En persona o a distancia? ¿Con qué protocolo? ¿Y Sucot? Aquí están las respuestas a esas y otras preguntas…
Comencemos por lo obvio: es muy poco probable que la pandemia termine de aquí al inicio de Rosh Hashaná. Por lo tanto, está claro que lo mejor es quedarse en casa, y no tener contacto estrecho con nadie por fuera de la “burbuja” familiar. En base a esta premisa, la mayoría de las sinagogas del mundo planean realizar servicios a distancia, transmitidos por streaming, sin presencia de fieles (o con presencia mínima) en los templos. Esta decisión se basa en el principio de “Pikúaj Nefesh” (“salvar una vida”), un pilar fundamental de la Halajá (ley judía), pero aún así hay comunidades que consideran que la solución no es muy “casher”.
Asistencia a los servicios religiosos Aquí se aplican los principios generales: mantener una distancia entre las personas de como mínimo dos metros, exigir barbijos o tapabocas de calidad correcta y adecuadamente colocados ((cubriendo mentón, boca y nariz) y en todo momento, garantizar un flujo de aire adecuado y, si es posible, realizar pruebas diagnósticas de exposición al virus.
Si es posible, lo ideal es realizar los servicios al aire libre, pero no en las carpas o gazebos gigantes que instalaron algunas comunidades.
En este caso, el riesgo es similar al de hacerlo bajo techo, porque se está congregando gente en zonas donde el flujo de aire no es el adecuado, como en el centro de esas grandes carpas. De hacerlo bajo techo, debe ser en grupos de no más de 10 personas, siempre que se mantenga la proporción de 1 persona cada 4 metros cuadrados. La cantidad de grupos en cada espacio cerrado se determina en función de la cantidad de accesos que tiene el lugar: los primeros dos accesos se multiplican por tres, y cada uno de los siguientes por dos. Por ejemplo, para una sinagoga de 250 metros cuadrados de tamaño y con dos entradas, se pueden tener hasta seis “cápsulas” de 10 personas cada una: 2 entradas X 3 = 60 personas, manteniendo la proporción de una persona por cuatro metros cuadrados de espacio (60 X 4 = 240 metros).
El shofar
Escuchar el shofar en Rosh Hashaná y Iom Kipur se considera un deber religioso, por lo que algunas sinagogas ofrecen tocarlo al aire libre para quienes no desean asistir a los servicios en persona. Muchas comunidades decidieron “ponerle un barbijo” al shofar, cubriéndolo con una “máscara” especial para evitar que el virus se disperse cuando se toca el shofar, una actividad que requiere la expulsión con gran potencia de un importante volumen de aire (y de las partículas biológicas que lo acompañan).
Otros proponen que quien toque el shofar sea alguien que ya se haya recuperado del Covid-19.
Pero, en términos generales, los especialistas concuerdan en que un tocar el shofar al aire libre durante un periodo corto de tiempo no suponen grandes riesgos, siempre que los asistentes lleven tapabocas y guarden la distancia social.
Una clave, igual que para los servicios religiosos, es no hacer nada sin turno previo, para tener control de la cantidad de gente que asiste. Y, además, comunicar en forma clara y precisa a quienes vayan a asistir las normas a seguir, y disponer personal que las haga cumplir al ingreso y durante las ceremonias.
Rosh Hashaná en lo de la bobe
Para ser claros: lo mejor es abstenerse de visitas sociales durante la pandemia, algo que es cada vez menos fácil de cumplir. La segunda mejor alternativa, es que cada uno cocine lo que hace habitualmente, para luego enviarlo a cada casa y tener una “reunión” por Zoom o similares, como manera de compartir algo materialmente y que no sea todo “virtual”.
Además, claro, de no perder el placer del “taam” que es tan importante para las familias judías, sobre todo para los niños. En su defecto, el primer y fundamental principio: no reunirse con nadie que, por el motivo que sea, no está cumpliendo con un nivel de aislamiento o haya estado en contacto estrecho con alguien que no lo cumpla. O sea: solo con gente muy confiable.
Pero hay formas de reunirse en grupos pequeños de manera más segura, comenzando por hacerlo al aire libre, y haciendo que los invitados de diferentes hogares se mantengan todo el tiempo con separación suficiente. Lo ideal es que lleven siempre el barbijo bien colocado cuando no están sentados en la mesa, y disponer una mesa central donde cada uno se pueda servir la comida a su turno.
De ese modo, se evita que haya alguien sirviendo y entrando en contacto con todo el mundo, y también se aumenta la distancia entre las mesas de cada “burbuja” familiar. Otra buena idea es usar vajilla y vasos descartables, o que cada grupo familiar traiga sus propios cubiertos y vasos, y se los lleve luego para lavarlos en su casa. Un NO absoluto: disponer una mesa para que cada uno se sirve estilo buffet.
Respecto a la comida en sí, no hay mucha evidencia de que pueda transmitir el coronavirus, salvo en el caso de los congelados (como por ejemplo el salmón ahumado).
Para estar más tranquilos, se puede calentar todo lo que deba comerse caliente (si se enfrió).
En el caso de, por ejemplo, el salmón ahumado, se puede rociar el paquete con alcohol al 70%, dejar que actúe unos minutos, abrir y cambiar a otro recipiente para que se descongele (en la heladera). En lo posible un par de días antes de la reunión (¡pero no lo dejes tanto tiempo fuera de la heladera!).
El ayuno de Iom Kipur
No hay razón médica para evitar ayunar durante la pandemia, salvo para quien se ha contagiado. Si ese es el caso, hay que hablarlo con el médico tratante (si uno está muy decidido a ayunar, aunque no sea una obligación religiosa en su caso).
Para la cena posterior a Iom Kipur, se aplican las mismas consideraciones que para la cena de Rosh Hashaná.
Sucot
Una sucá parece una estructura perfectamente diseñada para la pandemia porque es abierta, Aún así, debido a que muchas son pequeñas, habría que tener mucho cuidado con la costumbre de recibir visitas que no pertenecen al grupo familiar.
Sobre todo, se debe evitar la costumbre -sobre todo de los niños- de visitar la sucá de diferentes casas y comer algo en cada una de ellas.
Si los niños se resisten, se debe al menos limitar la cantidad de tiempo que está al mismo tiempo dentro de la suca, y el tiempo de permanencia.