Un recorrido por las fuentes judías y la evidencia científica sobre los poderes afrodisiacos del vino
El vino como afrodisiaco en la cultura judía
Y, entrando en tema: “Tres cosas, el vino, el pan blanco y la carne gorda, reducen las heces, producen erecciones y fortalecen la vista. El vino muy viejo beneficia a todo el cuerpo” (Pes. 42b). Además, el Talmud menciona algunos remedios naturales para el tratamiento de la infertilidad y la impotencia, como la poción del rabino Yochanan que consiste en “tres medidas de kartemi machacado y hervido y mezclado con vino” o comer ajo y pescado (Gittin 70a, Bab Kamma 8). La cena moderna de Shabat fue, por su parte, originalmente pensada como un facilitador del amor dentro de la pareja. Para más datos, como dice Maimónides en el Mishné Torá: “Las relaciones sexuales se consideran una dimensión del placer del sábado”,
“La comida de Shabat es la actividad más íntima de la semana“, dice el rabino Shmuley Boteach, autor de Kosher Sex. “La comida se vuelve sensual con el vino y el pan. Es a la vez íntima y preludio de la intimidad”.
Para no mencionar el Seder de Pesaj, en el que no solo bebemos cuatro copas de vino, nos reclinamos y comemos jaroset hecho de manzanas, vino y nueces, todos ingredientes sensualmente mencionados en el Cantar de los Cantares.
Los poderes afrodisiacos del vino, según la ciencia
Ciertamente que gran parte de los poderes del vino como estimulante amoroso tienen que ver con su asociación cultural con una cena u otras situaciones románticas, y también con la memoria emotiva de situaciones en las que el vino tuvo un papel importante.
Pero la cosa parece ir más allá:
En 2009, investigadores italianos publicaron un estudio en el mostraban la correlación entre beber vino –específicamente vino tinto– y un aumento en el apetito sexual de las mujeres.
El estudio no dice nada sobre si este efecto es o no producto de un efecto biológico del vino, pero sabemos el etanol estimula una parte primitiva del cerebro llamada hipotálamo, que regula las funciones humanas básicas, incluida la temperatura corporal, el hambre, los niveles hormonales, el comportamiento de apego de los padres y, por supuesto, el deseo sexual.
Además, el vino comparte algo con el chocolate, otro reputado afrodisiaco: la presencia de aminas.
Algunas de las aminas comunes que se encuentran en el vino tinto son histamina, tiramina, espermidina, putrescina y serotonina. La histamina se correlaciona con un aumento del deseo sexual, el estado de alerta y la pérdida de peso.
Sin embargo, a pesar de sus efectos positivos como estimulante, la histamina también puede causar inflamación e hipertensión en personas que son muy sensibles a ella.
Así que de nuevo, la moderación es la clave.
El olor del vino es excitante
Se han realizado varios estudios en los últimos 10 años para intentar identificar qué olores activan los impulsos sexuales en mujeres y hombres.
Si bien aún queda mucho por investigar, se ha sugerido que ciertos olores nos excitan. Y, vaya casualidad, muchos de esos aromas se encuentran en el vino. Pero no son los mismos en hombres que en mujeres.
Aromas que excitan a las mujeres
Las mujeres tienden a excitarse con aromas almizclados, terrosos, amaderados, de regaliz y cereza.
Traducido al idioma de los vinos: Nebbiolo, Barbera, Sangiovese, Zinfandel e incluso Pinot Noir rústico.
Aromas que excitan a los hombres
Los hombres tienden a excitarse con lavanda, caramelo, mantequilla, naranja, regaliz, especias y vainilla.
Muchos de estos aromas se encuentran comúnmente en el Champagne, Moscato, Dry Sherry, Tawny Port, Vin Santo, Garnacha, Syrah e incluso Rosé.
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