Hombres y mujeres no enferman igual, y desconocerlo es no solo discriminatorio, sino también una condena para muchas mujeres…
Una temprana experiencia en su carrera enfrentó a la médica israelí Lior Baruch con la necesidad de la perspectiva de género a la hora de ejercer la medicina: puesta a elegir entre atender primero a un hombre con síntomas “serios” y una mujer con otros “leves”, tomó la decisión que indicaba lo que había aprendido en la facultad: atender primero al hombre con presunción de gravedad. Pero quien estaba sufriendo un infarto, era la mujer, y no el hombre. A partir de allí, se dedicó en cuerpo y alma a lo que llama “medicina feminista” (lo que otr@s quizás llamarían “medicina con perspectiva de género”).
Desde 2013, la Dra. Baruch mantiene el sitio web “Livriuta” (en inglés se llama “HealthyHer“), en el que escribe sobre medicina con perspectiva de género (a no asustarse por el nombre: se trata de irreprochable medicina basada en la evidencia).
Baruch da charlas al público, participa en la elaboración de planes de capacitación para equipos médicos y asesora sobre cómo aplicar la perspectiva de género en la práctica diaria.
También es miembro del comité de salud con perspectiva de género del Ministerio de Salud de Israel.
Gracias en parte al trabajo de la Dra. Baruch, en los últimos años, se ha comenzado a generar conciencia sobre el tema y a estudiarse en las facultades de medicina.
Es también probable que en poco tiempo pase a ser parte de los exámenes para poder ejercer la medicina, que sería la mejor manera de que se enfatice en los planes de estudios.
Esto también tiene un correlato en la práctica médica: en Israel se han abierto clínicas especializadas en problemas cardíacos femeninos, al igual que clínicas psiquiátricas para mujeres.
En otros campos, las brechas son aún grandes, pero están empezando a cerrarse gracias a profesionales como la Dra. Baruch.
Síntomas cardiovasculares: diferentes en hombres y mujeres
En los últimos años, ha aumentado la conciencia sobre las diferencias claras entre hombres y mujeres en todo lo relacionado con las enfermedades del corazón, y se han realizado varias investigaciones al respecto.
Pero aún así, la mayoría de los estudios continúa centrado en los hombres, a pesar de que la fisiología femenina es diferente.
En los hombres, se trata de patologías de los grandes vasos sanguíneos grandes y, por lo tanto, los episodios cardiacos son muy dramáticos y agudos, y por eso se expresan comúnmente con dolor intenso en el pecho y falta de aire.
En las mujeres, en cambio, se trata de patologías de los pequeños vasos sanguíneos, por lo que los síntomas son mucho más vagos y, entre otras cosas, incluyen fatiga, náuseas y dolor de estómago, por lo que el infarto de miocardio -la consecuencia más grave- es más difícil de diagnosticar.
Además, en los hombres el riesgo de enfermedad cardíaca aumenta con la edad, mientras que en las mujeres el riesgo aumenta con la menopausia, que ocurre a una edad diferente en cada mujer.
Una de las consecuencias de realizar en hombres la mayoría de las investigaciones relacionadas con las enfermedades cardiovasculares, es que los tratamientos también son más adecuados para los hombres,
La angioplastia, por ejemplo, que es el procedimiento más común para tratar la falta de riego sanguíneo, es apropiada para los vasos sanguíneos más grandes y no para los más pequeños.
Los medicamentos que se toman para las enfermedades cardíacas también tienen muchos más efectos secundarios en las mujeres, en parte por las mismas razones.
Hay varios estudios que muestran también que el acoso sexual, un factor traumático para muchas mujeres, es un factor de riesgo independiente para las enfermedades cardiovasculares.
Los médicos no preguntan por los embarazos
Trastornos durante el embarazo tales como la insuficiencia placentaria, la diabetes gestacional o la preeclampsia se consideran factores de riesgo para futuras enfermedades cardiovasculares, pero nadie se lo dice a las mujeres que los han sufrido durante el embarazo.
Cuando años después van al médico por, por ejemplo, un síntoma cardiovascular a los 50 años, nadie les pregunta sobre sus embarazos debido a la falta de conciencia de los médicos sobre la importancia de esos antecedentes.
No solo afecta a las mujeres
En contraste con la sobrerrepresentación de los hombres en el área de la salud cardiovascular, hay otros campos en los que los hombres sufren de un diagnóstico y de un tratamiento insuficientes. Obviamente, cuando se trata de trastornos típicamente asociados con las mujeres.
La depresión y la ansiedad, por ejemplo, que se han asociado con las mujeres a lo largo de la historia, o la osteoporosis, que apenas se estudia en hombres.
Un estudio que realizó un seguimiento de las personas con fractura osteoporótica mostró, por ejemplo, que alrededor de 25% de las mujeres reciben tratamiento para aumentar la densidad ósea, en comparación con solo el 4,5% de los hombres. Y no porque lo necesiten menos, sino básicamente porque a nadie se le ocurre que podrían necesitarlo.
Infarto no molestes, que tengo la comida en el fuego
El contexto cultural y el desconocimiento también impactan en cómo las mujeres se ocupan de sus propios problemas de salud.
Según los estudios disponibles, las mujeres que tienen ataques cardíacos solo buscan ayuda 54 horas después de que los síntomas se manifiestan por primera vez, frente a las 16 horas que tardan los hombres.
Básicamente, porque primero se encargarán de terminar todas las tareas domésticas, como enviar a los niños a la escuela, organizar la casa, y solo entonces se tomarán tiempo para cuidar su salud, incluso si están en medio de un ataque al corazón.