El 29 de septiembre de 1977, fallece el artista estadounidense Roy Lichtenstein, recordado sobre todo por sus obras de pop-art que recreaban la estética del cómic
En esta fecha de 1977 muere el artista estadounidense Roy Lichtenstein, recordado por sus pinturas de arte pop que imitaban el estilo de los cómics.
Entre ello se encuentran “Whaaam”, de 1963, perros peleando en el aire representados a la manera de un comic, y “Drowning Girl”, del mismo año, en el que una mujer
que se bate contra las olas, se dice a sí misma: “¡No me importa! ¡Prefiero hundirme antes que llamar a Brad para que me ayude! “
Roy Fox Lichtenstein nació en Nueva York, el 27 de octubre de 1923. Su padre, Milton Lichtenstein, fue un exitoso corredor de bienes raíces, y su madre, Beatrice Werner, era ama de casa.
Fue durante sus años en la escuela secundaria que surgió se interés por el arte, y en el verano previo a su ingreso a la universidad asistió a clases en la “New York’s ArtStudents League”.
Fue reclutado por el ejército de los Estados Unidos a principios de 1943, sirvió en la infantería, y combatió en Francia, Bélgica y Alemania. Después de ser dado de baja, regresó a la universidad.
Lichtenstein trabajó durante varios años como profesor de arte en la Universidad de Ohio. Luego se mudó a Cleveland, en donde trabajó diseñando herramientas de metal y vidrieras para grandes tiendas.
En los años 50, Lichtenstein se dedicó tanto a la pintura como a la escultura, con el estilo expresionista abstracto que estaba por entonces de moda.
Lichtentestein veía en todo un costado humorístico, y eso le hizo rechazar intuitivamente rechazó las distinciones jerárquicas entre arte “alto” y “bajo”. Este último incluía indefectiblemente a todo lo considerado “arte comercial”.
Antes de tornarse hacia las imágenes explícitamente pop, “escondió” dentro de sus trabajos a personajes de dibujos animados.
En 1961, su hijo señaló un día a un cómic de Mickey Mouse y le dijo: “Apuesto a que no puedes pintar tan bien como esto, ¿eh, papá?”. Lichtenstein aceptó el desafío,
e hizo “Look, Mickey”, una reproducción en amarillo, azul y rojo de una escena con el ratón Mickey y el pato Donald.
Le siguieron otras reversiones de las historietas de los de goma de mascar y de dibujos animados.
El trabajo de Lichtenstein era fácilmente accesible para casi cualquier audiencia, y cuando las entradas para su primera exposición individual en la Galería Leo Castelli se agotaron antes de que se abriera al público, se convirtió en una celebridad de la noche a la mañana.
No todas las opiniones le fueron de todos modos favorables. El título de una nota de 1964 sobre él en la revista Life se preguntaba: “¿Es el peor artista en Estados Unidos?“
El caricaturista Bill Griffith describió la importancia de Lichtenstein de esta manera: “Hay arte elevado y arte bajo. Y luego hay arte elevado que puede tomar al arte bajo, llevarlo a un contexto de arte elevado, apropiárselo y elevarlo a otra cosa“.
Sus obras fueron aumentando de tamaño con el tiempo, y en las últimas décadas aceptó encargos enormes, algunos de ellos comerciales como un mural para el vestíbulo del “New York’s Equitable Center”.
En Israel realizó dos grandes obras públicas: una para la Plaza Safra de Jerusalén en memoria de Yitzhak Rabin -asesinado un año antes-, y un gran mural que recibe a los visitantes del Museo de Tel Aviv.