No todo es estudiar en esta vida. También hay otras cosas, incluso más agradables…
Los ancianos sabios judíos se reunían todas las noches para estudiar el Talmud.
A veces la aridez del texto obligaba a una pausa. Pero no se dilapidaba el tiempo.
El diálogo se hacía más íntimo y los sueños personales, los anhelos místicos más profundos formaban parte de las confidencias nocturnas.
El más allá estaba siempre presente:https://youtu.be/Gx2egV4u2jc
– Cuando muera -dijo el Rabí Meir-, me gustaría tener mi tumba junto a la de Abraham, padre del pueblo judío.
– A mí me gustaría estar al lado del rey Salomón -dijo el Rabí Jacob.
– Y a mí -agregó Rabí Nissim-, junto al Rabí Akiva, el gran sabio.
– ¿Y a ti? -le preguntaron al joven estudiante Igal Levy-. ¿Dónde te gustaría descansar?
– ¿A mí? Junto a la hija del portero
– ¿Cómo junto a la hija del porteo? ¡Si está viva!
– ¡Justamente por eso!