Walt Disney, el ratón Mickey y los nazis: ¿una historia sin conclusión clara…?
Por más fanático de Disney que uno sea, hay que admitir que la obra de sus estudios tiene más de una faceta dudosa (por decir lo menos).
No es nada nuevo: ya lo sabíamos al menos desde 1971, cuando se publica “Para leer al Pato Donald”, de Ariel Dorfman y Armand Mattelart.
Más allá de las falencias que se le puedan apuntar (debidas en parte a que en la época se ignoraba casi todo sobre el “sistema de producción” Disney, y sobre quiénes eran realmente los autores de las historias), es innegable que Disney incluyó estereotipos étnicos en algunas de sus primeras caricaturas, como reconoce el mismísimo The Walt Disney Family Museum de San Francisco.
Los judíos no estuvieron exentos: existe considerable evidencia que hace pensar que Walt Disney tenía opiniones y actitudes antisemitas, aunque no sin ambivalencias y contradicciones (y dificultad para diferencias hechos de ficción).
Neal Gabler, el biógrafo (semi) oficial de Walt Disney, una de las pocas personas en tener acceso a los archivos de Disney, niega que Disney fuera antisemita, mencionando su apoyo a diversas organizaciones benéficas judías, como el “Asilo de huérfanos hebreos” de de Nueva York, Yeshiva University, el “Hogar judío para ancianos”, e incluso la Liga Americana por una Palestina libre (el “Grupo Bergson”).
Y la filial de Beverly Hills de la B’nai B’rith lo nombró “Hombre del Año” en 1955…
Pero Gabler, al mismo tiempo, reconoce que Walt Disney “de buena gana, incluso con entusiasmo, abrazó [a los antisemitas]…”.
Las evidencias no faltan (aún omitiendo las producciones Disney europeas, probablemente sin supervisión de Disney USA): En “Los tres cerditos” de 1933, parte de las “Silly Symphonies”, el Lobo Feroz es representado de una manera digna de la icongrafía nazi de Der Sturmer: con una enorme nariz “judía”, una larga y desaliñada barba negra y un sombrero “judío”.
Disfrazado de “cuéntenik” (vendedor ambulante judío), el lobo habla con un fuerte acento idish mientras intenta engañar a los cerditos.https://www.youtube.com/watch?v=RQ-66ZfXOnE
En “The Opry House” (1929), el ratón Mickey se disfraza de un judío jasídico y lo caricaturiza bailando, algo así como una versión antisemita del “blackface” con que en la época se representaba a los afroamericanos.
En este caso, también se caricaturizan las danzas árabes.
https://www.youtube.com/watch?v=Xv9-KgHQOT0
Y, en “The Wayward Canary” (1932) Minnie, por alguna inexplicable razón, tiene un encendedor ¡con una esvástica!
https://www.youtube.com/watch?v=NTItjfDy-jsCuando el animador judío Dave Swift le anunció que había aceptado un nuevo trabajo posición en Columbia Pictures, Walt le dijo, con un falso acento idish: “Está bien, Davy Boy, ve a trabajar para esos judíos. Ahí es donde perteneces“.
Además, cuando los empleados de Disney intentaron sindicalizarse en 1941 (lo lograron recién después de una brutal y prolongada batalla ), Disney trató de arruinar las carreras de los activistas sindicales, la mayoría de los cuales eran judíos.
A menudo afirmaba que los sindicatos, a los que despreciaba, estaban dirigidos y controlado por “los judíos”. En otra ocasión, Peter Bart, el editor de Variety, dijo que cuando una vez le hizo una pregunta a Walt, este le respondió: “Déjame comprobar eso con mi judío“.
No es sorprendente entonces que Disney hiciera buenas migas con el magnate de la industria automotriz Henry Ford, un notorio antisemita y feroz anti-sindicalista, que dijo que admiraba a Walt por ser “un exitoso protestante en un campo dominado por judíos“.
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