De los Juegos Olímpicos a Auschwitz, y de Auschwitz a los Juegos Olímpicos. Crónica de una carrera deportiva diferente a cualquier otra
Alfred Nakache nació en Constantine, Argelia, en noviembre de 1915. El menor de una familia judía con once hijos, se lanza a nadar para superar una fobia al agua y hace rápidos progresos: a los 17 años, en 1933, participa en su primer campeonato de Francia, y luego se muda a París para dedicarse por completo a la natación. A partir de 1935, es dominador absoluto de los campeonatos franceses en 100 metros estilo libre.
Como parte del equipo francés de natación participó en los Juegos Olímpicos de Berlín, con lo que eso significaba para un atleta judío.
Con el equipo de postas en 4×200 metros, que tenía por entonces el récord de Europa, finaliza cuarto. En Francia, finalizar por delante de Alemania, quinto, ya es toda una victoria, y es vivida así por la prensa de la época.
De vuelta en Francia, continuará dominando la natación del país, en competición cabeza a cabeza con Jacques Cartonnet, rivalidad que tendrá consecuencias trágicas más adelante.
En el campeonato de Francia de 1938, Nakache gana tres títulos, incluida una épica victoria en 100 metros estilo libre. En el apogeo de su gloria, es adorado por los periódicos de la época, excepto por el semanario antisemita Gringoire, en donde sus detractores minimizan sus hazañas.
Pero llegan los nazis y el régimen colaboracionista de Vichy. El 7 de octubre de 1940, el mariscal Petain revoca el decreto Cremieux, que otorgaba la ciudadanía francesa a los judíos de Argelia.
Nakache es despojado de su nacionalidad y debe exiliarse a la zona libre (no ocupada por los nazis). Se refugia en Toulouse y se acerca a las redes de resistencia judías, incluida la “Armée Juive” a cuyos reclutas entrena en su gimnasio.
El nadador continúa logrando hazañas deportivas a pesar de todo, consiguiendo los récords europeos de los 100 y 200 metros estilo pecho y el mundial de 200 metros estilo pecho, en 1940 y 1941. En los campeonatos de Francia de 1942, acumulará cinco títulos.
Bajo el régimen de Vichy, estuvo protegido por Jean Borotra, entonces Ministro de Deportes, pero en abril de 1942 Borotra es echado del cargo y los deportistas del norte de África como él comienzan a ser ignorados por los periódicos y por el público.
En 1943, la Gestapo le prohíbe, al igual que otros deportistas judíos, participar de los campeonatos de natación franceses, que son boicoteados como protesta por otros nadadores no judíos.
Finalmente, será arrestado con su esposa e hija en diciembre de 1943 y deportado a Auschwitz. Muchos, entre ellos su sobrina, afirman que el responsable fue su antiguo rival Jacques Cartonnet, por entonces jefe del servicio de juventud y deportes de la milicia colaboracionista de Haute-Garonne.
Su esposa y su hija son asesinadas en las cámaras de gas ni bien llegan a los campos. Nakache logra sobrevivir al campo de concentración y a la llamada “marcha de la muerte” entre Auschwitz y Buchenwald.
Las “marchas de la muerte” fueron los traslados forzosos -entre el otoño de 1944 y fines de abril de 1945 y ante el avance de las fuerzas soviéticas- de miles de prisioneros, en su mayoría judíos, de los campos de concentración y exterminio cerca del frente de guerra oriental a los situados al interior de Alemania.
Finalmente, Nakache regresa a Toulouse en la primavera de 1945, con su físico considerablemente afectado. Sin embargo, un mes después de su regreso, vuelve a dominar las piscinas francesas.
El llamado por los periódicos “Nadador de Auschwitz” finalmente regresa a su forma anterior a la guerra: en 1946, es nuevamente campeón de Francia y logra el récord mundial en la posta de 3×100 m.
En los Juegos Olímpicos de Londres en 1948, doce años después de su primera participación olímpica, compite en 200 metros braza y en waterpolo.
Alfred Nakache se retirará unos meses después, para dedicarse a la profesión de entrenador. El 4 de agosto de 1983 muere, a la edad de 67 años, cruzando la bahía de Cerbère (Pirineos Orientales) durante el kilómetro de natación que hacía diariamente.
En 1993, el Estado de Israel le otorgó póstumamente la distinción como gran ejemplo del Museo del Deporte Judío. En Francia, innumerables piscinas públicas llevan su nombre.