El 20 de Febrero de 1976, fallece René Cassin, activista francés por la paz y los derechos humanos, Premio Noble de la Paz en 1968, y co-redactor de la Declaración Universal de los Derechos Humanos
En esta fecha en 1976 fallece en París a los 89 años el activista francés por los derechos humanos y pacifista de izquierda René Cassin, quien fuera galardonado con el Premio Nobel de la Paz en 1968 por su trabajo de veinte años atrás ayudando a redactar la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
Abogado, profesor de derecho y juez, Cassin se desempeñó como delegado francés en la Liga de las Naciones entre 1924 y 1938, y trabajó en el desarrollo de instituciones internacionales para la resolución de conflictos.
Luego de la Segunda Guerra Mundial, editó un borrador de la Declaración de Derechos Humanos redactada por el jurista canadiense John Humphrey, y también sirvió en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU y en la Corte de Arbitraje de La Haya.
El proyecto de Declaración de los Derechos Humanos se sometió a votación el 10 de diciembre de 1948 en París, y fue aprobado por los entonces 58 Estados miembros de la Asamblea General de la ONU, con 48 votos a favor, ninguno en contra, y la abstención de Arabia Saudita, Bielorrusia, Checoslovaquia, Polonia, Sudáfrica, Ucrania, Unión Soviética y Yugoslavia.
Durante los tres años anteriores a la obtención del Premio Nobel fue presidente del Tribunal de Derechos Humanos de la Unión Europea, que hoy funciona en un edificio de la Rue René Cassin de Estrasburgo.
Cassin también fue activo en la vida institucional judía, y dirigió la Alianza Israelita Universal en Francia. Bajo su dirección creó -junto con el Comité Judío Americano y la “Asociación Anglo-Judía”- el “Consejo Consultivo de Organizaciones Judías”, con el objetivo de impulsar los derechos humanos y arraigarlos en la tradición judía.
Su nominación al Nobel lo describe como “un patriota y un internacionalista al mismo tiempo “,”el motor … principal responsable del borrador de la Declaración de los Derechos Humanos“, y un hombre que “ha basado gran parte del trabajo de su vida en la premisa de que las respuestas humanas pueden ser constructivas si los estados transforman las condiciones que engendran mala voluntad en otras que reconozcan la dignidad” de los seres humanos.
“Considerando que la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana…
Considerando que el desconocimiento y el menosprecio de los derechos humanos han originado actos de barbarie ultrajantes para la conciencia de la humanidad, y que se ha proclamado, como la aspiración más elevada del hombre, el advenimiento de un mundo en que los seres humanos, liberados del temor y de la miseria, disfruten de la libertad de palabra y de la libertad de creencias…”
– Declaración Universal de los Derechos Humanos, 1948