El 5 de mayo de 1764, los judíos son readmitidos en Viena, pero solo en caso de que la Corona pueda obtener algún beneficio económico de su presencia
El “decreto judío” emitido en esta fecha de 1764 permitía vivir en Viena a cualquier judío “que pudiera demostrar que poseía una determinada suma de dinero disponible y documentación aceptable”, o que había establecido una fábrica.
Según este decreto, ningún judío podía comprar una casa; un judío casado tenía que dejarse crecer la barba para poder ser distinguido fácilmente; y no se permitír la existencia de ninguna sinagoga u otro lugar para el culto judío.