El 13 de diciembre de 1955, fallece el escritor y periodista francés Léon Werth, el de la dedicatoria de “El Principito”
Léon Werth fue un novelista, ensayista, crítico de arte,y periodista francés y activista político francés, y el gran amigo de Antoine de Saint-Exupéry, a quien conoció en 1931.
Saint-Exupéry le dedicó dos libros: Carta a un rehén y El principito, y se refirió a Werth en tres más.
Seguramente recuerdas la dedicatoria en el prefacio de El principito, una de las mejores dedicatorias jamás escritas:
A Léon Werth
Pido perdón a los niños por haber dedicado este libro a una persona mayor. Tengo una seria disculpa: esta persona mayor es el mejor amigo que tengo en el mundo.
Tengo otra disculpa: esta persona mayor puede comprender todo; hasta los libros para niños.
Tengo una tercera disculpa: esta persona mayor vive en Francia, donde tiene hambre y frío. Tiene verdadera necesidad de consuelo.
Si todas estas excusas no fueron suficientes, quiero dedicar este libro al niño que esta persona mayor fue en otro tiempo.
Todas las personas mayores han sido niños antes. (Pero pocas lo recuerdan.) Corrijo,entonces, mi dedicatoria:
A LÉON WERTH,
cuando era niño
Léon Werth pasó la Segunda Guerra Mundial escondido de los nazis en Saint-Amour, en una región montañosa cerca de Suiza donde vivía en las condiciones que relata Saint-Exupéry, “con hambre y frío, y verdadera necesidad de consuelo”. Hay más: en la contraportada de “Terre des Hommes”, dice Saint-Exupéry de Werth:
“Ante todo, porque es uno de los mejores amigos que tengo en el mundo; pero también debido a una deuda espiritual, pues mucho antes de conocerlo ya leía su obra – y él no sabe cuánto le debo. Con todo mi cariño. Antoine“.
Pero en donde mejor se refleja la relación de Saint-Exupéry con Werth es en “Carta a un rehén” (1943), redactado en forma de larga misiva a Leon Werth.
“La persona que esta noche ocupa mi memoria es un hombre de cincuenta años. Está enfermo. Es judío. ¿Cómo sobrevivirá al terror alemán?
Para imaginarme que todavía respira tengo que creer que, escondido por la hermosa muralla de silencio de los lugareños de su aldea, el invasor no se ha percatado de él.
Solamente entonces creo que todavía vive. Solamente entonces deambular a lo lejos en el imperio de su amistad —que no tiene fronteras— me permite no sentirme emigrante, sino viajero. Pues el desierto no está allí donde uno cree. (…)
A ti, tan francés, te siento dos veces en peligro de muerte, por francés y por judío”.
En este video, Claude Werth cuenta la relación de su padre con Saint-Exupéry: