Y otros afroamericanos cantores de sinagoga y en el teatro idish
Las sinagogas afroamericanas de Harlem
Mientras que algunos cantores negros se destacaron como solistas y estrellas del escenario idish, otros trabajaron principalmente como cantores sinagogales. en las sinagogas negras en Harlem, que surgieron en las primeras décadas del siglo XX.
Harlem fue inicialmente un barrio principalmente judío, por lo que los aroamerican que llegaban escapando del racismo del sur entraron en contacto regular con sus vecinos judíos.
Esto, junto con el creciente nacionalismo negro inspirado en el sionismo, llevó a algunos afroamericanos (que habían sido rechazados por el establishment religioso judío) a formar sus propias congregaciones, en las que usaban los idiomas hebreo e idish.
Entre las congregaciones más destacadas se encuentran el “The Moorish Zionist Temple” fundado por el rabino Mordejai Herman, quien afirmaba tener un linaje etíope directo, y la Congregación Beth B’nai Abraham fundada en 1929 por el rabino Arnold Josiah Ford, nacido en Barbados.
Por su parte, el rabino Wentworth Arthur Matthew, un inmigrante de las Indias Occidentales, fundó la “The Commandment Keepers Ethiopian Hebrew Congregation” (“Congregación Hebrea Etíope de los Guardianes de los Mandamientos”) en 1919, y luego fundó una red de sinagogas en los Estados Unidos y el Caribe que seguían las tradiciones ortodoxas asquenazíes tradicionales.
Los jazanim negros de los años ’20
Los periodistas en idish de la época se maravillaban de la existencia de cantores afroamericanos. Después de conocer a un joven llamado Mendel, der Shvartzer Jazn (“Mendel el Jazán Negro”), uno de ellos escribió en su columna en junio de 1920:
“Canta en idish verdadero, con verdaderos quejido y suspiro idish. El antiguo tropo judío está ahí y es realmente judío … No se equivoquen … Hasta ahora solo habíamos tenido un judío negro, Al Jolson, el hijo de un jazán que hace creer que es negro. Pero aquí hay un hombre negro que es un jazán… “
Los jazanim negro intentaban superarse unos a otros en términos de sus historias personales.
Willie “The Lion” Smith, que se convirtió en un renombrado pianista de jazz, se autodenominaba en su tarjeta de presentación “der Idisher Jazn” (“el jazán idish”), y “el canto hebreo”. El padre de Smith era judío, y él creció entre judíosen Newark, Nueva Jersey, y hablaba idish.
Recibió instrucción religiosa y preparación para el bar mitzvá de un rabino local, quien le enseñó junto a sus propios hijos.
Otros reclamaban antecedentes más exóticos.
“Dovid, di Kalskrite Ha’Cohen der Falash” (David Cohen el calígrafo de Abisinia) afirmaba ser de la ciudad portuaria etíope de Masawa, conocer 29 idiomas y haber estudiado en París y Palestina.
Decía que se había formado con un jazán en Rusia y que se había casado con una mujer judía en Pinsk con quien tuvo dos hijos antes de emigrar a los Estados Unidos para trabajar como traductor para el Ejército de ese país.
“Goldie, di Shvartze Jaznte” (“Goldie, la Jazanit Negra”, también conocida como “Goldie M. Steiner”) parece haber sido la segunda mujer en ser cantora sinagogal, después de una mujer blanca llamada Sophie Kurtzer.
Afirmaba pertenecer a una tribu judía africana llamada “Sheba de Gza”. Según una publicidad de 1925 en “The Jewish Criterion” de Pittsburgh, Goldie habría estudiado ópera en Milán y cantado en seis idiomas.
El rastro de estos cantores sinagogales afroamericanos, compuesto por anuncios en periódicos, reseñas de conciertos, carteles, facturas de espectáculos, etc., se enfría a principios de la década de 1950.
Sapoznik lo atribuye a cambios importantes en la comunidad judía estadounidense en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Los cantores y artistas afroamericanos de la escena idish parecen haber desaparecido a medida que el medio que los creó y sostuvo se iba desvaneciendo.
Esto se debió a que el uso del idish fue disminuyendo a medida que el hebreo ganaba prominencia después del establecimiento de Israel, y se produjo un cambio gradual desde el estilo sinagogal tradicional dirigido por los jazanim hacia uno más participativo.
Todo eso produjo una discontinuidad en la participación afroamericana en la cultura judía de los Estados Unidos, que comenzó a revertirse recién en la década del noventa.
del siglo pasado. Anterior: Thomas LaRue, “di shvartzer jazen”