Las leyes que obligan al olvido, multiplican la memoria…
Hay noticias y noticias. Algunas te pasan por al lado y desaparecen como si nunca hubieran sucedido, y hay otras que te despiertan, entre otras cosas, recuerdos. El juicio que le intenta al diario argentino Pagina 12 una organización negacionista polaca, por ejemplo, me hizo recordar a mi abuelo. Mi abuelo, Jacobo R., judío de Lublin, Polonia, tenía una cicatriz debajo del ojo izquierdo. Una cicatriz debajo del ojo izquierdo, juega el Hakoaj de Viena, emboscada, vuelan flechas de latón, una noche de fútbol en Polonia… Mi abuelo, Jacobo R., judío de Lublin, Polonia, tenía una cicatriz en la espalda Una cicatriz en la espalda, un cuchillo antisemita, una plaza de Lublín, Polonia, mi abuelo defendiendo a su hermanito… Mi abuelo, Jacobo R., judío de Lublin, Polonia, decidió defenderse Mi abuelo, Jacobo R., judío de Lublin, Polonia, pensaba que para un judío que se defiende, el servicio militar en Polonia era una condena a muerte
Mi abuelo, Jacobo R., judío de Lublin, Polonia, llega a la Argentina en 1928, escapando de esa condena a muerte Mi abuelo, Jacobo R., judío de Lublin, Polonia sabía que el que disparó la flecha y el que empuñó el cuchillo eran sus vecinos, buenos vecinos de Lublin, Polonia Buenos vecinos. Y sin nazis a la vista… Mi abuelo, Jacobo R., judío de Lublin, Polonia, murió en 2002, pero el recuerdo de sus recuerdos vive en nosotros, y no hay “ley” que pueda prohibir la memoria que se transmite de generación en generación.