Los fósiles de conchas de almejas de 160.000 años de antigüedad en cuevas del norte de Israel serían parte del collar más antiguo del mundo, dicen científicos israelíes
En algún momento, hace alrededor de 160.000 a 120.000 años, el ser humano primitivo comenzó a unir conchas pintadas y a exhibirlas, según un nuevo estudio internacional e interdisciplinario publicado en la revista PLOS One de código abierto..
Los autores, un equipo de científicos de la Universidad de Tel Aviv y de la Universidad de Haifa, realizaron experimentos de “uso-desgaste” en colecciones de conchas de almejas Glycymeris encontradas en dos cuevas del norte de Israel.
Descubrieron que los agujeros naturales de las conchas bivalvas mostraban signos de haber sido engarzados con hilo de lino, aparentemente para formar los primeros collares de la historia humana.
Hasta ahora, el primer ejemplo potencial del uso de cuerdas eran las fibras encontradas en una garra de águila hallada en Krapina, Croacia, que data de hace 130.000 años.
Los primeros humanos emigraron de África, posiblemente durante una Edad de Hielo levantina, hace alrededor de 200.000 años. Con su llegada a las cuevas israelíes, llegaron también sus colecciones de conchas.
En el nuevo estudio, los autores sugieren que las conchas de almejas, que se encuentran en forma abundante en las playas cercanas a las cuevas del monte Carmel, se eligieron precisamente por sus agujeros fáciles de engarzar.
Los hallazgos del estudio sugieren que en algún momento -hace entre 120 y 160 mil años- surgió la tecnología para hacer cuerdas, y que la misma impulsó la recolección de conchas perforadas naturalmente para ser portadas y exhibidas, una práctica común hasta el día de hoy.
Los autores describen una progresión en la elección de conchas: las conchas encontradas en la cueva Misliya, que datan de hace 240 000 a 160 000 años, están intactas y presumiblemente no se utilizaron con fines estéticos.
En las de la cueva de Qafzeh, de hace unos 120.000 años, la gran mayoría de las conchas estaban perforadas.
Así, plantean la hipótesis de que los humanos de la época recolectaban las conchas de Glycymeris perforadas naturalmente también para un uso simbólico.
Llevando el simbolismo un paso más allá, parte del objetivo declarado de la investigación era examinar la posibilidad de que los primeros humanos del Paleolítico Medio recolectaran conchas perforadas naturalmente para usarlas como adornos corporales, como un medio de comunicación.
Las conchas podrían haber indicado estatus, o incluso servido como amuleto. Su papel social es significativo, posiblemente marcando el lugar del usuario en las redes de parentesco, el estado civil y la afiliación grupal.
Y es posible que sirvieran como una especie de amuleto para alejar el mal de ojo (o para fines similares).
Para determinar qué material se utilizó para las cuerdas, los científicos realizaron una serie de pruebas.
En la primera etapa, esencialmente frotaron las conchas contra una variedad de telas y estudiaron los patrones de desgaste en términos de pulido, picaduras y estrías.
En la etapa final de este ensayo, los patrones de desgaste se documentaron utilizando cámaras de microscopio óptico y un microscopio electrónico de barrido.
El segundo conjunto de experimentos se dedicó a estudiar las huellas en conchas perforadas que se engarzan en lino silvestre.
Los científicos ataron el cordel de lino mediante varios métodos, y lo colocaron en escenarios simulados donde colgaban sueltos o se ataban con nudos, para crear diferentes patrones de desgaste producidos por diferentes modos de unión”
Luego registraron lo que sucedía cuando la cuerda y las conchas se frotaban.
De las 10 conchas de almeja perforadas descubiertas en la cueva de Qafzeh, cinco estaban en buen estado para el experimento. Los científicos concluyeron que no solo las cinco habían sido engarzadas, sino que cuatro mostraban signos de haber sido pintadas con ocre.
Además de los collares de conchas que se están creando ahora, los científicos dijeron que el hombre primitivo estaba cambiando su estilo de vestir, también hace alrededor de 160.000 a 120.000 años, y que las cuerdas, que tenían muchas más aplicaciones, se inventaron en ese período de tiempo.