Dos sellos de 2500 años de antigüedad dan una pista de cómo los judíos reconstruyeron Jerusalén después del exilio babilónico, tal como se cuenta en la Biblia
Según la historia bíblica, la conquista babilónica de Judea a fines del siglo VII aec produjo tres oleadas de deportaciones.
Hacia el año 586 aec, Jerusalem, ahora parte de la provincia babilónica de Yehud, fue saqueada, el Primer Templo destruido y gran parte de sus habitantes deportados.
Finalmente, los persas derrotaron a los babilonios en 539 aec, y el rey Ciro el Grande decretó que los judíos podían regresar a su tierra natal.
Los dos descubrimientos recientes – una sello “oficial” de arcilla y un extraño sello casero de cerámica con una seudo-escritura – ayudan a iluminar el enigma que representa la historia de la Jerusalén del siglo VI aec. Hasta ahora solo existen otros 10 artefactos similares descubiertos en Israel que datan del período persa (536 – 333 aec).
El sello “oficial” es de estilo imperial y representa probablemente a un dios babilónico.
El de arcilla cruda, en cambio, es de origen local y presumiblemente realizado por un funcionario de bajo nivel y analfabeto. Se hizo con un fragmento de cerámica reutilizada de 8 centímetros de diámetro en el que se tallaron “figuras curvas” para que parecieran letras.
En su conjunto, ambos ilustran todos los niveles de funcionariado de una ciudad en proceso de ser revivida, y muestran que, luego del exilio, los habitantes de Jerusalén comenzaron a reconstruir la ciudad, incluida su burocracia, tal como se cuenta en la Biblia.
Los hallazgos se encontraron en lo que parece haber sido una especie de campamento precario establecido en el patio de un edificio anterior destruido por los babilonios en 586 a. C. y lleno de dos metros de escombros.
Se sabe que había una burocracia durante el período persa. Pero los dos sellos -evidencia de que siguieron existiendo funcionarios en la ciudad en ruinas-, representan la primera vez que eso puede verse “en contexto” en Jerusalén.
Provenientes de comienzos del período persa, e ilustran cómo los judíos comenzaron a reconstruir la ciudad.
Si bien es poco probable que la ciudad haya sido completamente abandonada, las excavaciones muestran que los refugiados de la conquista babilónica usaron los escombros de la destrucción de la ciudad para construir nuevas y pequeñas casas en las afueras de la antigua Jerusalén, rodeadas de ruinas.
Además, el hallazgo de ambos sellos indica que a pesar de la grave situación de la ciudad después de la destrucción babilónica, se hicieron esfuerzos para reinstalar autoridades administrativas, paso fundamental para el retorno a una vida de normalidad.