El 23 de agosto de 1924, nace el famoso humorista israelí y sobreviviente del Holocausto Ephraim Kishon
En esta fecha de 1924 nace el escritor satírico israelí Ephraim Kishon (Ferenc Hoffmann).
De origen húngaro, sobrevivió a varios campos de concentración nazis antes de escapar mientras lo conducían a Sobibor, después de lo cual se hizo pasar por trabajador eslovaco durante todo el resto de la guerra.
Regresó a Hungría usando el nombre de Kishont (para que no lo confundieran con un alemán, por su apelllido), e hizo aliá a Israel en 1949, donde un oficial de migraciones modificó su apellido a Kishon.
A Kishon solo le llevó dos años dominar el hebreo, y comenzó a escribir para el diario Maariv su famosa columna “Had Gadyo”, que se extendería por treinta años. Kishon fue especialmente admirado por sus retruécanos y juegos de palabras en hebreo y rápidamente se convirtió en uno de los humoristas favoritos de Israel.
Sus libros traducidos al español “Mi familia al derecho y al revés”, “El gran éxodo”, “Mi familia, para bien o para mal”, “Maullidos en do mayor”, “¡Adelante, leones de Judá!”, “Flor de vivo, Salomón”, y “No Hay Aplausos Para Podmanitzki”.
Es solo una pequeña parte de sus libros, que han sido traducidos a en treinta y siete idiomas. Kishon también se dedicó al cine en la década del ’60, de 1960 y fue dos veces nominado a los Oscar, por “Sallah Shabati” (1965) y “El policía” (1972).
En 2002, recibió el Premio Israel, “a pesar de que soy pro-Israel“, dijo. “Es casi como un perdón estatal“.
“Israel es un país tan pequeño que no hay espacio para escribir su nombre en el mapa mundial Es un país de ilimitadas fronteras. Es un país en donde las madres aprenden la lengua materna de sus hijos.
Es un país donde uno escribe hebreo, lee inglés, y habla idish. Es un país donde todos tienen derecho a decir lo que piensan, pero no hay ninguna ley que obligue a nadie a escuchar.
El Estado de Israel es el país más ilustrado de la región, gracias a los árabes. Es un país donde todo el capital está concentrado en manos judías, y hay muchas quejas por ello.
Es un país donde el dinero alcanza para comprar cualquier cosa excepto un departamento, que es muy caro. Es un país de elecciones, pero sin alternativas.
Es un país donde nadie espera milagros, pero todos los dan por sentado. Es un país donde cada ser humano es un soldado, y cada soldado es un ser humano“.
– Ephraim Kishon