El 5 de agosto de 2014, fallece Jesse L. Steinfeld, crucial en la lucha contra las prácticas de las tabacaleras al incorporar una perspectiva de género
En esta fecha de 2014, fallece Jesse L. Steinfeld, “Surgeon General” (la máxima autoridad médica de los Estados Unidos) durante el primer mandato de Richard Nixon como presidente y figura clave en la lucha contra el tabaquismo y el poder de las tabacaleras. El Dr. Steinfeld fue alto funcionario del Instituto Nacional del Cáncer bajo el presidente Johnson antes de convertirse en “Cirujano General” en diciembre de 1969.
No fue renovado en el cargo durante el segundo mandato de Nixon a causa, creía él, de su abierta oposición al tabaco y a la violencia televisiva.
“Citando nuevos estudios que muestran que las mujeres eran menos propensas que los hombres a dejar de fumar“, escribió William Yardley en el New York Times, Steinfeld “encabezó una campaña para reducir la cantidad de mujeres fumadoras. Denunció la forma en que el marketing de las tabacaleras apuntaba a las mujeres, y advertía que fumar podía ser peligroso para la salud de las mujeres y la de sus hijos, nacidos o no .
También advirtió que fumar arruina los dientes y causa arrugas“.
Fue también uno de los primeros en advertir sobre los peligros del humo de segunda mano.
Steinfeld cambió las más bien vagas etiquetas de advertencia en los paquetes de cigarrillos por el mucho más claro y directo: “el Cirujano General ha determinado que fumar es peligroso para su salud”, y ayudó a impulsar la prohibición de la publicidad de cigarrillos en radio y televisión.
“Algunas de sus ideas“, continúa Yardley, “incluyendo la prohibición de fumar en restaurantes,aviones, trenes y otros lugares públicos, tardaron décadas en implementarse. Su audacia dio impulso a los activistas anti-tabaco que buscaban restricciones similares“.
“También se ocupó de otros problemas. Abogó exitosamente para que el gobierno asumiera un papel más importante en la promoción de la fluoración del agua, por la prohibición del pesticida DDT, y por la interdicción del ciclamato, un edulcorante artificial que se creía que causaba cáncer.
También sostenía que la violencia en la televisión tenía un efecto perturbador sobre el desarrollo social de los niños, y pidió a las cadenas de TV que se impusieran algún tipo de autocensura o, al menos, que alerten a los padres sobre los programas que contienen violencia.
Sus superiores le ordenaron que no testificara ante el Congreso sobre el tema, pero fue citado y decidió testificar sin revelar previamente su testimonio. Eso dañó aún más su relación con la administración (Nixon)”
– Thomas H. Maugh II, Los Angeles Times