¿La explotación justifica el robo o la deshonestidad? Los socialistas de hace un siglo tenían clara la respuesta…
Una carta de lectores al diario Forverts de Nueva York, de 1915
Estimado editor:
Hace poco encontré dinero en mis manos que no era mio. Es esta la segunda vez que algo parecido me ocurre.
La primera vez fue en Rusia. En aquella ocasión encontré cien rublos, pero como sabía que era dinero del patrón para quién trabajaba, no esperé y se lo devolví inmediatamente.
Cuando lo hice, le aclaré que tuve la sensación de que el dinero no era del él tampoco, porque lo había exprimido de nosotros, los obreros.
Ahora me ocurrió lo mismo en América. Hace algunos meses encontré trabajo en un taller, y por equivocación me pagaron más de lo debido. Llegando a mi casa me di cuenta que tenia más dinero de lo que había ganado.
Se lo conté a algunos amigos que me dijeron: ‘Aprovecha el dinero del patrón’.
Otro, sin embargo, me dijo que debía devolverlo. Al día siguiente lo devolví y algunos obreros se rieron de mi. Opinaron que no debía haber devuelto el dinero.
Pero mi principio es que acepto del patrón sólo lo que corresponde por mi trabajo, según Io convenido entre nosotros.
¿Qué opina usted? Espero que me conteste, aclarándome el asunto a mi y a otros obreros, le agradezco de antemano.
Su lector, M. H. H.
El diario contesta:
Así se porta un obrero honesto. Los que se ríen de este comportamiento y piensan que el dinero no debía ser devuelto, son simples ladrones. Obreros que luchan por sus derechos, condenan el robo.
Su lucha no es otra cosa que la lucha contra el robo y el hurto.