Sunrise, un campamento donde los niños con cáncer pueden ser simplemente niños

Sunrise, un campamento donde los niños con cáncer pueden ser simplemente niños

Niños con o sin cáncer, judíos o árabes, en este majané (campamento) en Israel, los niños son simplemente niños…

Niños por todas partes. Niños corriendo, niños jugando, niños participando en todo tipo de actividades.

Y, por supuesto, madrijim (líderes juveniles) tratando de hacer participar a los que están interesados en otras cosas.

Lo habitual en cualquier majané (campamento). Pero lo que no es habitual son los niños que participan: pacientes con cáncer, y sus hermanos sanos.

Pero más allá de algunas adaptaciones obligadas por ese motivo, es la única diferencia.

De lo que se trata más bien -en cualquiera de los tres campamentos de este tipo que se realizan en Israel- es de mostrar a los niños con cáncer que son como todos los demás: haciendo las mismas actividades, corriendo, haciendo travesuras y pasándolo bien. 

La experiencia, por otra parte, no es menos importante para los hermanos, que a menudo sienten que reciben menos atención por la enfermedad de su hermano, y aquí pueden estar a la par y en igualdad de condiciones.

Para muchos de los niños bajo tratamiento, esta es la única interacción social que tienen, pues a menudo no pueden ir a la escuela por su débil sistema inmunológico. En Sunrise, en cambio, todos los detalles están planificados y controlados para asegurar la salud de los 150 niños que participan, sin costo para sus familias. 

La relación de cuatro niños por adulto asegura que nadie se quede sin el seguimiento y contención que necesita. Sunrise también se realiza en estrecha coordinación con los diversos hospitales en los que los niños reciben tratamiento durante el año y hay siempre un médico de guardia. 

El personal de salud -dicen los responsables del campo- suelen atender más a los hermanos sanos que a los pacientes mismos, pues así sienten que por una vez son ellos los que están siendo atendidos.

 

La mayoría de los madrijim no sabe cuál es el “hermano enfermo” y cuál es el “sano”. Aunque están entrenados para estar atentos a las necesidades particulares de los niños enfermos, todos son tratados de la misma manera, sin importar su historial médico. 

Sunrise no es un “campamento del cáncer”, sino de niños a secas, algunos de los cuales tienen cáncer y otros no, no se cansan de repetir sus directivos-.

 

Ello no impide que la realidad de la enfermedad tenga un impacto, y que el campamento deba adaptarse. Mientras que alrededor de 170 niños están inscriptos en cada uno de los campamentos, son cerca de 130 los que asisten cada día. 

Eso se debe en parte a que algunos de los hermanos sanos tienen otros compromisos, pero también a que hay niños con cáncer que se están sometiendo a tratamiento o recuperándose en el hogar. Pero el campamento se adapta 

Cada actividad comienza y termina el mismo día, y se evitan las que requieren que los niños estén presentes constantemente. Es esa atención a los detalles la que permite a los niños sentir que su experiencia es tan típica y enriquecedora como cualquier otra. 

Alrededor de 20 por ciento de los participantes son niños árabes israelíes, y la filosofía en lo que hace a la convivencia es la misma. 

Muchas de las actividades están diseñadas para usar una cantidad mínima de lenguaje, porque muchos niños árabes no saben -o saben poco- hebreo. Si bien hay madrijim de la comunidad árabe y las indicaciones se dan en ambos idiomas, el objetivo es que los niños se integren en tanto tales, más allá de su origen, y sorteando las barreras idiomáticas y culturales. 

Sunrise, en suma, no trata de ser un campamento “para niños con cáncer”, ni un campamento de coexistencia entre árabes y judíos. Trata, simplemente, de ser un campamento donde todos los niños puedan ser simplemente niños, más allá de cualquier otra circunstancia.

O, como dice un niño en el video, “aquí tenemos cosas que afuera no tenemos. Aquí tenemos todo…

https://www.youtube.com/embed/rrFDqzUKThU