El 7 de julio de 1910, comienza en Nueva York la “Gran Revuelta”, o “The Cloakmakers Strike”, uno de los principales hitos del movimiento obrero de los Estados Unidos
En esta fecha de 1910 comienza en Nueva York la “Gran Revuelta”, la huelga también conocida como The Cloakmakers Strike, que involucró a más de 50.000 trabajador@s.
Alrededor de un tercio eran italianos, y el restante 70% judíos. Las mujeres representaban un 10% de los huelguistas.
La huelga había sido cuidadosamente planificado por el nuevo sindicato ILGWU, que había aprendido mucho del “Levantamiento de las 20.000”, la huelga de camiseras.
Sus demandas incluían el reconocimiento sindical, un sistema llamado “de taller cerrado” (por el que todos los trabajadores de una fábrica dada debían pertenecer al sindicato), una semana laboral de 48 horas, doble pago por horas extras, y abolición del sistema de “contratista interno”.
La huelga se encontró con una fuerte resistencia de las grandes empresas, que respondieron enviando matones a golpear a los trabajadores, y también con arrestos, órdenes judiciales y violencia policial.
La Liga Sindical Femenina proporcionó más de 200.000 vasos de leche a los hijos de los huelguistas.
En octubre de 1910, Louis Brandeis se incorporó como mediador y logró que las partes aceptaran el “Protocolo de Paz”, que puso fin a la huelga.
Brandeis, sin embargo, era un oponente del sistema de “taller cerrado”, y la falta de insistencia de la ILGWU en esa estipulación permitió a los empleadores violar sistemáticamente los términos del Protocolo.
“El Protocolo de Paz marcó un punto decisivo decisivo [porque] …su idea básica fue copiada más tarde por los otros sindicatos textiles. . . y con el tiempo su influencia se extendió por toda la industria estadounidense.
Introdujo la noción de que los trabajadores eran esenciales para una gestión eficiente, prosperidad continua y responsabilidad social.
El protocolo asumía una asociación benevolente entre capital y trabajo. . .”
– Benjamín Stolberg