La legislación podría transformar el mundo de las personas con necesidades especiales y sus familias, impulsando el acceso a la vivienda, el transporte, la atención y los servicios comunitarios
La Ley de Servicios Sociales para Personas con Discapacidad promete ampliar los derechos que el estado garantiza a las personas con diversidad funcional, y garantiza que no puedan ser olvidados por el estado ni por el resto de la sociedad.
Se compromete a ofrecer una vida independiente en la comunidad, con capacitación en habilidades para la vida independiente y acceso a las terapias que sean necesarias. Si bien se enfoca en las personas con enfermedades mentales, autismo o deficiencias visuales o auditivas, es probable que la ley tenga un impacto duradero en el tratamiento de todas las personas con discapacidades.
Se han asignado unos 2.000 millones de shekels (617 millones de dólares) para financiar la implementación del plan. Su mayor desafío será brindar servicios que puedan llegar fácilmente a quienes los necesitan.
El Ministerio de Trabajo, Asuntos Sociales y Servicios Sociales está formando equipos de trabajo para centrarse en la entrega y la implementación práctica, y para identificar las normativas que se necesiten para complementar la ley.
Los planificadores estatales deberán lidiar con los desafíos del mercado inmobiliario: encontrar espacios adecuados y asequibles para que grupos de personas con discapacidades vivan juntas, en una comunidad de la que puedan ser parte,
Reconocer el estado de las personas con discapacidad en la ley “significa que no pueden ser olvidados”, dijo Lavi. “Y entiendo que el gobierno quiere trabajar en sociedad con los que estamos en el campo”.
Lapid, el entonces primer ministro israelí, es padre de una hija en el espectro autista. Al aprobarse la ley, dijo:
“Todas las personas con discapacidad son diferentes. Sin embargo, también tienen algo en común: la necesidad de ayuda… Aprobamos esta ley para que ellas y sus familias no tengan que hacerlo todo en soledad… El Estado de Israel les está diciendo a las personas con discapacidad y a sus familias: ‘Nosotros no estamos al margen. Estamos en esto esto juntos‘”.
Se espera que la nueva legislación ayude a más personas en situación de discapacidad a encontrar entornos apropiados, que les brinde a los padres una mejor comprensión de la ayuda disponible para sus hijos y que asegure a todos el acceso a ella.
Según estimaciones estadísticas de 2021, actualmente hay alrededor de 1,5 millones de israelíes que viven con discapacidades -casi el 20% de la población de nueve millones-.
Esto incluye a niños y personas mayores, pero también a más de 700.000 personas en edad de trabajar. Este grupo tiene menos probabilidades de estar empleado y de tener un alto nivel de educación, y es más probable que se les pague sustancialmente menos cuando encuentran empleo que aquellos sin discapacidades.
Muy a menudo, son padres que no pueden encontrar un lugar adecuado para que sus hijos vivan de forma independiente los que han fundado ONGs que puedan ofrecer soluciones para ellos y para otras personas con discapacidad. Instituciones como “Kesher” y “Shekel” vienen trabajando desde hace mucho tiempo en ese sentido. Pero existe un reconocimiento general de que muchas personas aún viven en entornos inadecuados o no logran acceder a sus derechos.
El mayor desafío, al que la nueva ley podría ser una respuesta, es la incapacidad de abrir la membresía a nuevos residentes, ya que los espacios son escasos. Otra dificultad es el complejo camino que los padres tienen que recorrer, debido a las muchas instituciones involucradas en la prestación de los servicios apropiados para cada persona.
A menudo, los padres también se muestran reacios a trasladar a sus hijos a un entorno fuera del hogar. Si no están en un marco establecido, les puede resultar muy difícil encontrar empleo y tener vida social.
Y a menudo, las expectativas de los padres para con sus hijos pueden ser bajas. A las ONGs les involucra mucho esfuerzo hacer crecer la confianza y la independencia de las personas a su cuidado, a menudo mucho más allá de lo que sus padres pensaban que era posible.