La plataforma, cada vez más popular entre los más jóvenes, tiene peligros a los que hay que prestar mucha atención…
La campaña en línea acusa al gigante de los videojuegos de no tomar las medidas adecuadas contra el torrente de abusos antisemitas, sexistas y homofóbicos
En los últimos meses, el fenómeno de las “incursiones de odio” (“hate raids”, en inglés) -oleadas de abusos racistas, sexistas, antisemitas y homofóbicos-, ha hecho que la vida de las minorías en Twitch, el sitio de streaming de videojuegos más grande del mundo, sea cada vez más difícil.
RekItRaven -afroamericano y no binario- se hartó de los insultos racistas y de los mensajes que invocan al Ku Klux Klan, y creó un hashtag de Twitter al respecto, #TwitchDoBetter.
El hashtag se ha convertido en un imán para las quejas por discriminación durante el último mes, en gran parte de jugadoras mujeres, no blancas y LGBTQ, porque Twitch no evita la acción de los trolls mientras que aún así se queda con el 50 por ciento de las ganancias de los streamers.
Lanzado en 2011 y comprado por Amazon tres años después, Twitch tiene más de 30 millones de visitantes por día, la mayoría de los cuales se conectan para ver cómo juegan y comentan otras personas.
Los hate raids pueden ser de distinta magnitud, involucrando a solo un puñado de personas que publican mensajes de odio, o a cientos.
Los trolls también programan bots para que publiquen ofensas sin fin, a veces en forma de “gore raids”, oleadas de imágenes ultraviolentas.
Bajo una presión cada vez mayor, Twitch anunció este mes que se introducirían nuevas medidas para prevenir los hate raids, incluidas “mejoras de la verificación de cuentas”, a fines de este año.
Mientras tanto, los jugadores dicen que el abuso no ha cesado, sino que parecen estar empeorando
Los jugadores tienen varias herramientas a su disposición para tratar de detener el acoso y bloquear a sus autores.
Pero las víctimas dicen que los trolls usan la llamada “escritura leet” – palabras deliberadamente mal escritas – para seguir usando términos prohibidos, o embeben las palabras abusivas en imágenes para evitar que sean detectadas.
Básicamente, el problema es que los trolls realmente decididos siempre terminan encontrando formas de vitar las herramientas diseñadas para detenerlos.
Los especialistas dicen que la gente se vuelve troll por tres razones principales: diversión, aburrimiento o venganza.
El “anonimato percibido” que ofrecen los seudónimos en plataformas como Twitch, aunque los usuarios pueden finalmente ser identificables, hace que las personas se sientan libres para hacer y decir cosas que normalmente no harían cara a cara.
Los streamers han sugerido a Twitch varias maneras de identificar mejor a los perpetradores y mantenerlos fuera del sitio, sin respuesta hasta el momento de parte de la plataforma, que se sigue quedando con el 50% de sus ingresos.